VIGESIMO DOMINGO: TIEMPO ORDINARIO -“A” (Mt. 15, 21-28)
NARRADOR: En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
MUJER: Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.
NARRADOR: Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
DISCÍPULO1: Maestro, atiéndela, que viene detrás gritando.
DISCÍPULO2: No ves, Señor, con que fuerza te lo pide, está desesperada.
NARRADOR: Él les contestó:
JESÚS: Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.
NARRADOR: Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió:
MUJER: Señor, socórreme.
JESÚS: No está bien echar a los perros el pan de los hijos.
MUJER: Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.
NARRADOR: Jesús le respondió:
JESÚS: Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.
NARRADOR: En aquel momento quedó curada su hija.
Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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