
Monición de entrada
Queridos hermanos: en este decimoquinto domingo del Tiempo Ordinario, la Iglesia acoge a todos sus hijos para celebrar juntos el banqueta del Señor. La Palabra de Dios será sembrada en nuestros corazones y dependerá de la calidad de nuestra tierra para que produzca buen fruto.
Dispongámonos a celebrar bien estos misterios y preparemos nuestro corazón para que la Palabra penetre en nuestras vidas. Comencemos entonando juntos el canto de entrada...
Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
La Palabra de Dios ocupa un lugar especial en este domingo. Tanto Isaías como Jesús centran su mensaje en la Palabra que es enviada o sembrada en cada uno de nosotros. Usando imágenes de actividades agrícolas, Jesús nos instruirá sobre cómo debemos escuchar su Palabra y disponernos para que produzca buen fruto. Atentos escuchemos.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Isaías 55, 10-11)
Usando la comparación con la lluvia y la tierra, el profeta Isaías nos explica la eficacia y fecundidad de la Palabra de Dios. Así nos dispone para la escucha posterior de la parábola del Sembrador, del evangelio de hoy.
Salmo responsorial (Salmo 64)
También el salmista usa de imágenes de la vida del campo: la tierra, la acequia de agua, el riego, la llovizna suave y otras que nos son muy familiares. Unámonos también nosotros al clamor y cantar de los valles diciendo con el salmista:
Segunda lectura (Romanos 8, 18-23)
San Pablo nos recuerda que la gloria de Dios que un día se descubrirá es mucho más grande que cualquier sufrimiento. Pero para contemplar esa gloria, es necesario que su Palabra haga eco en nuestros corazones.
Evangelio (Mateo 13, 1-23)
Usando la comparación del sembrador que siembra la semilla en el campo, Jesús nos explica los diferentes frutos que su Palabra puede producir en nosotros, dependiendo de nuestras circunstancias y actitudes. Dispongamos nuestro terreno, para escuchar atentamente y que esa Palabra produzca buen fruto en nosotros. Cantemos el aleluya.
Oración de los fieles
- Por cada uno de los que formamos la Iglesia, para que, junto a quienes nos proclaman la Palabra de Dios, seamos campo fértil para que el reino de Dios se vaya extendiendo por todo el mundo. Roguemos al Señor.
- Por quienes tienen alguna responsabilidad en el gobierno de las naciones, para que unan esfuerzos por la conservación de nuestros recursos naturales. Roguemos al Señor.
- Por los que sufren hambre y miseria en el mundo, para pronto vean el auxilio de quienes acaparan las riquezas que Dios ha repartido para todos. Roguemos al Señor.
- Por los que este día hemos escuchado la Palabra de Dios, para que su eficacia transforme nuestras vidas y la hagamos producir frutos abundantes para el Reino de Dios. Roguemos al Señor.
Presentación de las Ofrendas
Llevemos al altar los dones de pan y vino, para renovar el sacrificio pascual que construye el Reino y nos prepara para que colaboremos en su construcción en el mundo.
Comunión
En la mesa de los cristianos se nos ofrece hoy el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Vayamos alegremente a recibirle para fortalecer nuestra vida.
Final
La misa ha finalizado y volvemos a la vida en la que se va construyendo constantemente el Reino de Dios, acompañados e iluminados por el Señor, a quien hemos recibdo en esta Eucaristía.
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