29 junio 2020

Santoral del 29 de junio

SAN PEDRO, Príncipe de los Apóstoles († ca. 67)

“Llévame a él”. En estas palabras del fogoso Pedro a su hermano Andrés que le habla del Maestro, está sintetizada toda su vida. Pedro no hace como Natanael que duda si de Nazaret puede salir cosa buena, sino que desde el primer momento creyó en Jesús, se fio de él y le amó con toda su alma.

No sabemos cuándo nació Pedro, pero sí sabemos que era de Betsaida, una aldea campesina y marinera al lado del Lago de Genesareth. Allí vivía compartiendo su trabajo con su padre y hermano Andrés. Estaba casado y el Señor, cuando ya forme parte de sus más íntimos, curará a su suegra de una enfermedad.

Quizá heredó de su padre Jonás la rudeza de su carácter y la prontitud de su genio. Lo cierto es que Pedro, como nos lo presenta el Nuevo Testamento, era vehemente y francote, un tanto presumidillo y un poco infantil en sus reacciones.

En el primer encuentro de Pedro con Jesús ya queda al descubierto por una parte la amistad no disimulada del Maestro, y por otra la entrega sin reservas de Pedro a su servicio o compañía. Desde ahora “será pescador de hombres”. Pero el momento cumbre de Pedro nos lo recuerda San Mateo en el capítulo 16 cuando dialoga el Maestro con los Apóstoles: ¿”Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre”?… “Pues unos…” “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Entonces Pedro tomando la palabra, en nombre de todos sus compañeros, dice: “Tú eres el Hijo de Dios vivo”. Y viene la paga de Jesús a aquella bien acertada y valiente definición: “Y yo te digo, tú eres Cefas, Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Infierno no podrán prevalecer contra ella”. Desde este momento Pedro ya ocupa el primer lugar entre los compañeros. En las listas que traen los evangelistas, lo traen el primero, hasta a veces, lo especifican diciendo, “Pedro, el primero”.

Pedro, de ahora en adelante, recibirá muestras de especial cariño de parte del Maestro. Esta promesa de Jesucristo de nombrarle “piedra” o “fundamento” de la iglesia, se cristalizará después de la Resurrección de Jesús junto al lago de Genesareth, según nos recoge San Juan en el capítulo 21 de su evangelio. La escena no puede ser más hermosa. Tres veces le ha negado en su Pasión. Ha sido cobarde. Ahora el Señor, antes de hacerle entrega del tesoro más bello que nos deja, el Sacramento de salvación que es la Iglesia, quiere estar seguro del arrepentimiento y amor de su Vicario y por tres veces le examina en el amor hacia él. “Pedro ¿me amas?… ¿”Me amas más que estos”? La afirmación es categórica y firme: “Sí, Señor, tú sabes que te amo…”

Aunque le haya negado en la noche más triste de toda la historia, después llorará su pecado y dirá la tradición que hasta se formaron unas cavidades en sus mejillas de tanta lágrima. Correrá en compañía de Juan al sepulcro a ver al Maestro… Y Jesús se le aparecerá y dirá a los demás que den el mensaje a Pedro… Le mandará que camine sobre las aguas del lago…

Subido al cielo el Maestro, correrá los mundos predicando el Mensaje del Señor y confortando a todos en la fe en que él un día claudicó pero ahora. sobre todo desde que ha venido sobre él el Espíritu Santo, está lleno del don de fortaleza. Y si llega a dudar en el Quo vadis de Roma .. de nuevo volverá sobre sus pasos para dar generosamente su vida por crista sintiéndose indigno de morir clavado como el Maestro. Será el año 67 de la Era Cristiana. Bien pudo cantar el poeta: “Pedro es el primero en creer y el primero en amar; el primero de los Apóstoles que ve al Señor resucitado; el primero que confirma la fe con un milagro; el primero que convierte a los judíos, el primero que recibe a los gentiles en la Iglesia; el primero en todo”

Otros Santos de hoy: Pablo, Siro, Anastasio, Marcelo, Benita, María.

Justo y Rafael Mª López-Melús

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