MONICIÓN DE ENTRADA
Os deseamos paz y felicidad en este comienzo de la Eucaristía del Domingo segundo después de Navidad. Hace cuatro días nos hemos reunido para festejar a María, nuestra Madre e iniciar el año 2020 en total clave cristiana. Y hoy nuestra bienvenida quiere ser muy navideña, muy entrañable, porque este domingo es un eco de la fiesta de la Natividad del Señor. Y lo es, además, porque nuestro ánimo, en la proximidad de la Epifanía, – es mañana--, debe estar dispuesto a sumergirse en el sublime misterio de un Dios hecho hombre, de un Dios que se hace niño en Belén para salvar al mundo. Dispongámonos a celebrar esta eucaristía con idéntico júbilo que mostramos el día de Navidad. ¡El Señor ha venido y acampa entre nosotros!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- La primera lectura de hoy procede del Libro del Eclesiástico. Habla de la sabiduría que es la ciencia de Dios. Nos da palabras de eternidad. Y de ahí que guarde relación directa, según oiremos, más adelante con el Evangelio de Juan. Y todo ello es un anuncio profético de que somos hijos de Dios y herederos de la gloria de Jesucristo.
S.- El verso responsorial del salmo que cantamos hoy procede del prólogo del Evangelio de San Juan, que también escucharemos. Este Salmo 147 era para los judíos de tiempos de Jesús una exaltación de Dios como salvador de los pobres y de los humildes. Es perfectamente válido para nosotros.
2.- El fragmento de la Carta de Pablo a los Efesios es, también, otro prodigio de cristología y está convertido además en himno litúrgico en muchas de nuestras celebraciones. Y también nos va a decir que la proeza de Jesús es su redención es la que nos hace hijos de Dios. Pablo de Tarso nos habla de una herencia nuestra e indeleble.
3.- Vamos a escuchar el prólogo del Evangelio de San Juan, uno de los textos más sublimes de la Escritura. Ya escuchábamos en la Misa del Día de la Navidad esas palabras. Pero hoy resulta interesante comparar dicho texto con que del Libro del Eclesiástico. Parece que el conocimiento de la fuerza de la Palabra, del Verbo de Dios, ya era conocido por los antiguos, aunque no lo apreciasen del todo.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Gran cariño rezuma esta hermosa oración del Padre Leoz escrita especialmente para estos momentos. Escuchemos:
¡ESE ES JESÚS!
La luz que, en la en la oscuridad,
Indica y asegura el sendero de la auténtica vida
de la gracia, frente al pecado,
de la bondad, frente al mal.
¡ESE ES JESUS!
Razón de existencia,
cuando languidecen las promesas del mundo
Noticia, y de la buena,
ante presagios inciertos o malos augurios
¡ESE ES JESUS!
Golpea a la puerta, y sin imposición alguna,
espera nuestra respuesta
Viene para enseñarnos el rostro de Dios
Un Dios vivo, eterno, divino y humanado
Un Dios que, por darse tanto,
quiere caminar a una con nosotros
aquí en la tierra, en nuestro pequeño mundo
Exhortación de Despedida
Salgamos felices y contentos del templo. Hemos celebrado hoy un recuerdo emocionado de la liturgia de Navidad. Y ahora a esperar a mañana, a los Reyes Magos. Salgamos esperanzados por esa llegada de la Estrella que nos guía y nos reúne. Mañana nos volveremos a ver aquí en el templo.
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