02 agosto 2019

QUÉ ME DAS, SEÑOR, A CAMBIO

De mi confianza cuando la  deposito en ti

y me alejo de los que me  prometes otros paraísos

 ¿Qué  me das, Señor, a cambio?

De mi seguimiento y de mi  fidelidad

de mi silencio o de mi  reconciliación

de la ofrenda de mi vida o de  mis esfuerzos



¿Qué  me das, Señor, a cambio?

De mi fe,

aunque sea débil y hasta  interesada

De mi constancia,

aunque a veces me quede por el  camino

De mi audacia,

aunque en momentos piense más  en mí que en Ti



¿Qué  me das, Señor, a cambio?

¿Me darás, tal vez, la Vida Eterna,

frente a esta efímera?

¿Tal vez tus palabras  verdaderas

en contra de las falsas que me  rodean?

¿Tal vez tu mano cuando otras  me abandonan?

¡Necesito que me des tanto,  Señor!

Tu presencia, cuando me  encuentro huérfano

Tu luz, cuando la oscuridad  eclipsa mi esperanza

Tu cielo, cuando sólo veo  tierra y más tierra

Tus mandamientos, cuando  construyo una vida a la carta

Tu respuesta, cuando ya nadie  me escucha ni me responde



¡Dame,  Señor, sobre todo tu persona!

Que temo no encontrarte en la  dirección por donde busco

o, tal vez, hacerme un “dios”  a mi medida

Que temo encontrarte demasiado  rápido

sin cambiar mis días en poco o  en nada

Que temo confundirte con otros  señores

y disfrazarte de comodidad y  de riqueza

de orgullo y de existencia del  todo fácil

Ven a mi encuentro, Jesús,

y aléjame de todo aquello que  me impide ser tu testigo

de todo aquello que me aleja  de tu reino

de todo aquello que me  confunde y me degrada

de todo aquello que,  simplemente, no eres Tú.

Amén

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