30 agosto 2019

LITURGIA DEL DOMINGO 22 DEL TIEMPO ORDINARIO “C”

1 DE SEPTIEMBRE DE 2019
Liturgia de las Horas – Segunda Semana del Salterio.

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Cuando estamos reunidos en tu nombre, en medio de nosotros, en medio de nosotros, en medio de nosotros estás tú.

En medio de vosotros, animando el encuentro, alzando las plegarias, avivando la fe, avivando la fe. 
   
SALUDO Y  MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

GLORIA.


ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA. 
Lectura del libro  del Eclesiástico 3, 17-18. 20. 28-29.

Hijo, actúa con humildad en tus quehaceres, y te querrán más que al hombre generoso.
Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y así alcanzarás el favor del Señor. “Muchos son los altivos e ilustres, pero él revela sus secretos a los mansos”.
Porque grande es el poder del Señor y es glorificado por los humildes.
La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues la planta del mal ha echado en él sus raíces.
Un corazón prudente medita los proverbios, un oído atento es el deseo del sabio.
PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 67.
Antífona: Tu bondad, oh, Dios, preparó una casa para los pobres.

Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría.  Cantad a Dios, tocad a su nombre, su nombre es el Señor.

Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada.  Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece.

Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres. 

SEGUNDA LECTURA. 
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24a.

Hermanos:
No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando.
Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.         
PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: Tomad mi yugo sobre vosotros -dice el Señor-, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. 

EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14.

Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: ´´Cédele el puesto a éste.``
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuanto te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: ´´Amigo, sube más arriba.``
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido.»
Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos.»
PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Te ofrecemos, Señor, este pan y este vino, que en tu cuerpo y tu sangre quedarán convertidos.

Con el vino y el pan, te ofrecemos el fruto de nuestro trabajo, la ilusión de vivir, el placer y el dolor, la alegría y el llanto. 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Bienaventurados seremos, Señor, seremos, Señor.

Seréis bienaventurados los desprendidos de la tierra; seréis bienaventurados porque tendréis el cielo.  Seréis bienaventurados los que tenéis alma sencilla; seréis bienaventurados: vuestra será la tierra.

Seréis bienaventurados los que lloráis, los que sufrís; seréis bienaventurados porque seréis consolados.  Seréis bienaventurados los que tenéis hambre de mí; seréis bienaventurados porque seréis saciados.

Seréis bienaventurados los que tenéis misericordia; seréis bienaventurados porque seréis perdonados.  Seréis bienaventurados los que tenéis el alma limpia; seréis bienaventurados porque veréis a Dios.

Seréis bienaventurados los que buscáis siempre la paz; seréis bienaventurados hijos seréis de Dios.  Seréis bienaventurados los perseguidos por mi causa; seréis bienaventurados porque tendréis mi reino. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Gracias, Señor, por ser nuestro alimento, nuestra fuerza, nuestra luz.

Ayúdanos a aceptarnos tal como somos, pequeños y humildes, porque sólo así podremos experimentar tu grandeza.

Gracias por estar siempre a nuestro lado, empujándonos a salir de nosotros mismos, a gastar nuestra vida por los demás, a transformar esta sociedad en la que todo se compra o se vende y es muy poco lo que se da o se regala.

Gracias, Señor. 

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto.
Tú eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina, la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.  La mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.

Te damos gracias, Señor.  Te damos gracias, Señor.  (Bis)

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