05 agosto 2019

Domingo XIX del Tiempo Ordinario 11 de agosto de 2019 Moniciones

MONICIÓN DE ENTRADA

Recibid nuestra más cordial bienvenida a nuestra Eucaristía. Somos una asamblea de hermanos que se aman tal como nos pidió Jesús de Nazaret. Pero hemos de reconocer que no todo el mundo ama, ni busca la paz. Los tiempos no son buenos. La violencia no desaparece, ni tampoco los ejemplos de opresión o corrupción, o de falsa libertad. La crisis económica está cambiando mucho nuestras vidas. Ante ello, Jesús nos pide hoy que estemos vigilantes, muy atentos, porque no sabemos exactamente cuando nuestros hermanos nos pedirán ayuda. Todos los problemas, por muy complicados que parezcan, pueden resolverse con nuestro esfuerzo y la Palabra de Jesús.


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- Este fragmento del Libro de la Sabiduría, que vamos a escuchar hoy como primera lectura, nos habla de la liberación del pueblo de Israel de la opresión de los egipcios. Es la crónica de una esperanza alimentada por la creencia de que Dios los iba a liberar.


S.- El Salmo 32 es el himno de los justos a la providencia. Y se expresa el deseo ardiente de amar a Dios sobre todas las cosas. Es un salmo útil para nuestros días llenos de incertidumbres. Hemos de esperar en Dios como lo expresó el salmista.

2.- Vamos a comenzar la lectura –este domingo— de la parte de la Carta a los Hebreos, donde se establece la superioridad del sacerdocio de Cristo, por encima del sacerdocio de la Antigua Alianza. Anuncia también tiempos nuevos, como los que nosotros esperamos.

3.- Nuestro Salvador nos pide hoy que estemos atentos ante la llegada de ese día en seremos libres. El evangelio de Lucas ha narrado las amplias páginas de la catequesis de Jesús. Hoy el Señor nos va a pedir que estemos atentos para mejor entender los tiempos que vivimos.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Escuchemos con mucha atención la plegaria que el sacerdote navarro, Javier Leoz, os ofrece hoy.

¿TE CONOCEMOS, SEÑOR?

¿Te conocemos, Señor?

¿Sentimos al que te envió?

¿Acogemos al que te hizo  nacer pobre y niño en Belén?

¿Obedecemos al que te hizo  obedecer subiendo a la cruz?

¡Creemos, Señor, pero  aumenta nuestra fe!

Fe para verte como Hijo de  Dios

Fe para recibirte como el  enviado del Padre

Fe para dejarte compartir  nuestra existencia

Fe para transformarnos con  el pan de la vida

Fe para llenarnos de  felicidad con el pan de la Eucaristía

Amén.

Exhortación de despedida

Necesitamos que el amor fraterno inunde nuestras vidas y eso lo hemos aprendido hoy aquí en la Eucaristía. Ojalá fuéramos capaces de llevar ese sentimiento al mundo que nos rodea tan falto de amor.

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