27 marzo 2019

IV Domingo de Cuaresma 31 de marzo de 2019 Moniciones

MONICIÓN DE ENTRADA

Bienvenidos a la Eucaristía. Vamos a celebrar el Cuarto Domingo de Cuaresma, que la Iglesia siempre ha llamado “laetare” y significa regocijarse. Desde esa alegría, recibid –insistimos— nuestra más jubilosa bienvenida. La muestra de la alegría, del regocijo que vamos a proclamar, aparece el texto de la antífona de entrada y es un golpe de gozo en medio de la Cuaresma. Incluso las austeras normas litúrgicas cuaresmales se limitan con el uso de las flores o de la música instrumental. Antes, incluso, el sacerdote portaba una casulla de color rosa. Hoy sigue autorizado pero de usa menos. Se trata de señalar, además, que el domingo será siempre un motivo de alegría porque celebramos la resurrección del Señor. Jesús nos va a narrar, hoy, la bellísima parábola del Hijo Prodigo que también termina con regocijo, con una fiesta. Y es símbolo de la fiesta que hay en cielo cuando un pecador se convierte. Iniciemos hoy, pues, “laetare”, o sea, con la máxima alegría nuestra celebración.




MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura de hoy, del Libro de Josué nos narra como el pueblo elegido celebrará la Pascua al entrar en la tierra prometida. Ya no tuvieron maná y comieron de los frutos de la tierra. Se iniciaba la etapa histórica de consolidación del pueblo de Dios.

S.- El Salmo 33 es uno de los más bellos del salterio. Expresa la total confianza en el Señor que siempre acude a salvarnos de nuestras angustias. Refleja la confianza que hemos de tener en Él en todo momento.

2.- Pablo de Tarso expresa magistralmente en esta segunda lectura, sacada de la Segunda Carta a los fieles de Corinto, la doctrina de la reconciliación con Dios. Y es el Padre amoroso quien por medio de Cristo se reconcilia con su pueblo sin tener en cuenta traiciones y pecados antiguos.

3.- Se narra en el Evangelio de Lucas que escuchamos hoy la parábola del hijo pródigo. Unas de las narraciones más maravillosas de los textos evangélicos que narra la bondad del Padre y la alegría enorme de Dios ante la conversión de un hijo alejado, que vuelve.

Como en otras ocasiones informamos nuestros lectores que estas moniciones están redactadas para leerse ligadas a cada unas de las lecturas o agrupadas en una sola válida para el inicio de la proclamación todas juntas.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

El padre Leoz nos ha preparado una nueva plegaria para estos momentos finales de nuestra Eucaristía.



QUE VUELVA, SEÑOR

A tu casa, que es donde  mejor se vive

A mi casa, que es tu casa,  Señor

A tus brazos, que sé me  echan en falta

A tus caminos, para que no  me pierda

A tu presencia, para que  goce

de la fiesta que me tienes  preparada 

Exhortación de despedida

¡Miremos al horizonte! Y allí está Dios Padre Misericordioso esperándonos. El comprende nuestros errores y comprende con amor infinito muestras ingratitudes. Él nos espera siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario