01 febrero 2019

Viernes III de Tiempo Ordinario

Hoy es 1 de febrero.
En estos minutos, Señor, te quiero abrir la puerta de mi casa. Haz morada en ella, mi Dios. No te importe su desorden o su falta de luminosidad, pues mi mayor deseo es que te hospedes en ella, que te quedes conmigo. Entra, es tu casa y mi deseo es acogerte y servirte, pues por fin, a llegado la salvación.
La lectura de hoy es del evangelio de Marcos (Mc 4, 26-34):
Jesús dijo a la gente: “El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.”

Dijo también: “¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.”
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Cuando nos relacionamos con el Señor, una tentación es pensar que nosotros controlamos todo. Que somos nosotros quienes decidimos qué pasos damos, cómo y cuándo darlos. Sin embargo, el reino crece sin apenas darnos cuenta, lenta e inadvertidamente. Puedes dedicar unos instantes a dar gracias a Dios al contemplar cómo la semilla de su Reino ha ido creciendo en tu corazón.
El Reino crece a nuestro alrededor. Quizá son muchas las señales del mundo que te hacen dudar de ello. Violencia entre los hombres, corrupción, la dureza de la vida. Pero el bien se sigue abriendo paso en el mundo. Puedes pedirle al Señor que te haga sensible a los signos del Reino de Dios entre nosotros. Que te abra los ojos a ver algún signo de su venida en el día de hoy.
Estamos llamados a vivir en el Reino y también a ser cobijo para otros que buscan refugio y hogar. Dejamos venir el Reino en la medida que nosotros somos testimonio de su venida. ¿Para quienes eres hoy refugio, hogar, abrigo y acogida? ¿Para quienes somos sembradores?
Levántate, prepara el surco,siembra la tierra lanzando el grano sin descansar,sin prisa, de noche o de día,al sol y al agua,sin que te esfuerces él brotará.
La tierra está lista,el sol está apunto,la hierba que creceespigas será.La tierra está lista,el sol está apunto,la fruta madurase puede arrancar. 
Maíz o trigo,viña, caña, rosalde la semilla, miles se danMaíz o trigo,viña, caña, rosalde la semilla, miles se dan 
Levántate, prepara el surcosiembra la tierralanzando el grano sin descansarsin prisa, de noche o de díaal sol y al agua,sin que te esfuerces él brotará. 
La tierra está lista,el sol está a punto,la hierba que creceespigas será.La tierra está lista,el sol está a punto,la fruta madurase puede arrancar.Maíz o trigo,viña, caña, rosalde la semilla, miles se dan.Maíz o trigo,viña, caña, rosalde la semilla, miles se dan. 
La tierra está lista,el sol está a punto,la fruta madura,se puede arrancar.
Parábola de la semilla interpretado por Jesuitas Colombia, «Vamos caminando»
Jesús explicaba en privado a los discípulos el contenido de las parábolas. Vuelve a leer el texto como si estuvieras con el Señor en privado, y como si te explicase el sentido de las parábolas, sólo para ti, en la intimidad del corazón.
Es el momento de hablarle a corazón abierto al Señor. De expresarle de manera personal tus deseos e inquietudes. Comparte con él tu deseo de que el reino, el bien y la justicia se hagan más presentes a tu alrededor. O tu petición para que estés más atento a su llegada a nuestro mundo, hazlo de corazón, de manera sincera, con la confianza de que él acoge todo lo que viene de ti.
Dios te salve María,llena eres de gracia,el Señor es contigo.Bendita tú eres,entre todas las mujeresy bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.Santa María,Madre de Diosruega por nosotros pecadoresahora y en la hora de nuestra muerte.Amén.

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