14 febrero 2019

LITURGIA DEL DOMINGO 6º DEL TIEMPO ORDINARIO “C”

17 DE FEBRERO DE 2019
LITURGIA DE LAS HORAS – Segunda Semana del Salterio.

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Alrededor de tu mesa, venimos a recordar, alrededor de tu mesa, venimos a recordar, que tu palabra es camino, tu cuerpo fraternidad, que tu palabra es camino, tu cuerpo fraternidad.

Hemos venido a tu mesa a renovar el misterio de tu amor, con nuestras manos manchadas, arrepentidos buscamos tu perdón. 
   
SALUDO Y  MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

GLORIA.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA. 
Lectura del libro de Jeremías 17, 5‑8

Esto dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor.
Será como cardo en la estepa, que nunca recibe la lluvia; habitará en un árido desierto, tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza.
Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, su follaje siempre está verde; en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto. 
PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 1.
Antífona: Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. 


Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche.

Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin.

No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. 

SEGUNDA LECTURA. 
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 12. 16‑20

Hermanos: 
Si se anuncia que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís estando en vuestros pecados; de modo que incluso los que murieron en Cristo han perecido.
Si hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solo en esta vida, somos los más desgraciados de toda la humanidad.
Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto.      
PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: Alegraos y saltad de gozo —dice el Señor—, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

EVANGELIO.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 17. 20‑26

En aquel tiempo, Jesús bajó del monte con los Doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
 Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas.   
PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Traemos a tu altar con el vino y el pan nuestras ofrendas.  Traemos a tu altar con los hombres su afán y sus problemas.

Con los hombres cuyas vidas son fruto de bien ofrecemos nuestra entrega; por los hombres cuyas vidas son pena y dolor, que sepamos estar cerca. 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Bienaventurados seremos, Señor, seremos, Señor.

Seréis bienaventurados los desprendidos de la tierra; seréis bienaventurados porque tendréis el cielo.  Seréis bienaventurados los que tenéis alma sencilla; seréis bienaventurados: vuestra será la tierra.

Seréis bienaventurados los que lloráis, los que sufrís; seréis bienaventurados porque seréis consolados.  Seréis bienaventurados los que tenéis hambre de mí; seréis bienaventurados porque seréis saciados.

Seréis bienaventurados los que tenéis misericordia; seréis bienaventurados porque seréis perdonados.  Seréis bienaventurados los que tenéis el alma limpia; seréis bienaventurados porque veréis a Dios.

Seréis bienaventurados los que buscáis siempre la paz; seréis bienaventurados hijos seréis de Dios.  Seréis bienaventurados los perseguidos por mi causa; seréis bienaventurados porque tendréis mi reino. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Señor de la Eucaristía: dame fuerza para recorrer cada día el camino de la vida.

Señor de lo puro y limpio: dame unos ojos que te vean.

Señor del amor desinteresado: dame unas manos que compartan.

Señor libre en tu pobreza: dame un corazón más allá de las cosas.

Señor del hombre: dame el saber valorar a las personas por lo que son.

Señor de la vida eterna: dame un corazón abierto a los valores definitivos.

Señor de lo esencial: dame un corazón capaz de dar con gozo; de dar siempre. 
  
ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto.
A Dios den gracias los pueblos, alaben los pueblos a Dios.  A Dios den gracias los pueblos, alaben los pueblos a Dios.

Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro entre nosotros: conozca la tierra tus caminos, las naciones tu salvación. 

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