MONICIONES
Inicial.
El Señor nos reúne de nuevo en torno a su mesa, para celebrar la Eucaristía en el domingo, el Día del Señor.
En las celebraciones, siempre nos sentimos interpelados por la Palabra de Dios, pero hoy vamos a serlo de una forma muy directa al escuchar en el Evangelio las bienaventuranzas, que son una llamada a compartir y a contrastar nuestra vida con el Evangelio, camino que nos lleva a la felicidad verdadera.
Abrimos nuestro corazón ante el Señor para iniciar la Eucaristía, pidiendo perdón por nuestras faltas y pecados y mostrando nuestro agradecimiento por cuanto de su mano recibimos.
Primera Lectura.
El profeta Jeremías nos anuncia que, la verdadera sabiduría, tiene su base en la confianza en el Señor. Compara la inutilidad de confiar en el poder humano, con la seguridad que halla aquél que confía en Dios.
Segunda Lectura.
San Pablo extrae de la resurrección de Jesús, que es el núcleo de nuestra fe, una consecuencia: la resurrección de los muertos. Ésta esperanza de sentido a nuestra vida.
Evangelio.
Escuchamos en el Evangelio la proclamación de las bienaventuranzas, camino de vida para el cristiano y denuncia de las injusticias que hacen sufrir a los más débiles y necesitados.
Puestos de pie cantamos Aleluya.
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