En el pasaje que hoy nos narra Lucas, Jesús se declara abiertamente como el Salvador del Mundo, ante mucha gente que lo conoció desde pequeño en su pueblo: Nazaret. ¡Imagínate el revuelo que causó su declaración! Resultaría difícil de creerle, para muchos que lo conocían como el hijo de la humilde María y el carpintero José.
Pero Jesús, abiertamente, se presenta como lo que es: el Mesías que iniciará su camino para “llevar a los pobres la Buena Nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos”.
Ser cristiano requiere valentía, como nos lo demostró Jesús. Valentía para declararnos como lo que somos; para demostrar nuestro amor por Cristo y para sobreponernos a nuestros antojos y perezas, con tal de servir a los demás. Valentía para que, -a pesar de las opiniones de otros-, digamos y hagamos lo necesario para ayudar y amar a Dios y a los que nos rodean.
El mundo necesita continuar recibiendo la Buena Nueva de Cristo a través de nosotros:
• Para liberarnos de nuestros vicios, y liberar a los demás a través del amor y el perdón.
• Para curar a los necesitados, a través de nuestra solidaridad.
• Para abrirnos los ojos a lo realmente importante: el amor a Dios y a los demás:
• ¡Para salvarnos!
¿En ocasiones me avergüenza demostrar mi cristianismo? ¿A veces me da miedo luchar por lo que creo?
¡Pidamos a Dios su Espíritu Santo para ir con valentía a demostrar nuestro amor por Él y por nuestros hermanos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario