30 enero 2019

Domingo IV de Tiempo Ordinario

4º Domingo del Tiempo Ordinario
3 febrero 2019
Jeremiah 1, 4-5. 17-19; Salmo 70; 1 Cor 12, 31–13, 13; Lucas 4, 21-30
Nadie es profeta en su tierra.
En aquel tiempo, después de que Jesús leyó en la sinagoga un pasaje del libro de Isaías, dijo:
“Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: “¿No es éste el hijo de José?” Jesús les dijo: “Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’ y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm”. Y añadió: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era de Siria”. Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una saliente del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí.

Reflexión
En el evangelio Jesús declara que es el Salvador del mundo, el prometido de la profecía de Isaías. Jesús, que es Dios y conoce todos los corazones, vio que muchos no lo creían; querían ver signos o milagros como habían oído que hacia en otras ciudades. ¿Necesitamos ver milagros para creer que Jesús está con nosotros y nos ama con toda su vida? Tener fe significa creer sin ver. Pero la familiaridad a veces nos disminuye la fe. Por eso Jesús dice que nadie es profeta en su tierra. Todos conocían a Jesús como el hijo del carpintero, José y de Maria. ¿Como podría ser Salvador del mundo? Nosotros vamos a misa, oramos y nos ponemos cruces en el cuello. ¿Pero de verdad creemos que Jesús es Dios, está entre nosotros, está presente en la Eucaristía, hace milagros en nuestras vidas? Oremos por más fe.


Actividad
En la siguiente pagina cortar y colorear las herramientas y la hebilla con las palabras de quien es Jesús. Cortar una cartulina en listas largas para hacer cinturones. Pegarle la hebilla y las herramientas colgando para abajo. Hacer hoyos en dos lados para enlazar y cerrarlo.
Oración
Señor, ayúdame a crecer en fe todos los días. Enséname a verte en mis hermanos, en todo lo que me pase en la vida. Ayúdame Señor a ser testigo de tu presencia y Amor en este mundo.
Amen

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