22 enero 2019

Domingo 27 enero: Liturgia 1

27 DE ENERO DE 2019
LITURGIA DE LAS HORAS – Tercera Semana del Salterio.

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Pueblo de reyes, asamblea santa, Pueblo sacerdotal, Pueblo de Dios, ¡bendice a tu Señor!

Te cantamos, oh Hijo amado del Padre, te alabamos eterna Palabra salida de Dios.  Te cantamos, oh Hijo de la Virgen María, te alabamos, oh Cristo, nuestro hermano, nuestro Salvador. 
   
SALUDO Y  MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

GLORIA.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA. 
Lectura del libro de Nehemías 8,  2-4a.  5‑6.  8‑10    

En aquellos días, el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley.
El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión. Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas: «Amén, amén.» 
Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. 
Los levitas leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.
Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: «Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis»  (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley)
Nehemías les dijo: «Id, comed buenos manjares y bebed buen vino, e invitad a  los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!».
     PALABRA DE DIOS


SALMO RESPONSORIAL. Salmo 18.
Antífona: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. 

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

El temor del Señor es puro y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.

Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, Roca mía, Redentor mío. 
  
SEGUNDA LECTURA. (Breve)
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 12‑14. 27

Hermanos: 
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. 
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. 
Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos.
Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.   
PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad.  

EVANGELIO. 
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 1‑4; 4, 14‑21

Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra,  también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. 
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: 
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor.» 
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: 
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.»
PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Bendito seas, Señor, por este pan y este vino que generoso nos diste para caminar contigo, y serán para nosotros alimento en el camino.

Te ofrecemos el trabajo, las penas y la alegría, el pan que nos alimenta y el afán de cada día. 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Danos un corazón, grande para amar; danos un corazón, fuerte para luchar.

Hombres nuevos creadores de la historia, constructores de nueva humanidad, hombres nuevos que viven la existencia, como riesgo de un largo caminar.

Hombres nuevos luchando en esperanza, caminantes sedientos de verdad.  Hombres nuevos sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad.

Hombres nuevos amando sin fronteras, por encima de razas y lugar, hombres nuevos al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Gracias, Señor, por tu Palabra.  Gracias por hacerte alimento que nos reconforta y da vida.  Gracias por enviarnos al Espíritu Santo.

Queremos ser fieles a la misión que nos tienes encomendada.  Que hoy se cumpla también la Escritura en nuestra vida, a pesar de nuestra pequeñez, de nuestro desaliento, de nuestras limitaciones.  Que nuestra vida sea liberadora para nuestros hermanos.

Tú eres nuestra fuerza y nuestra unión.  Tú eres nuestra paz.  Ayúdanos para que todos los cristianos caminemos hacia la unidad, en el vínculo de la paz verdadera.

Te decimos con las palabras del salmista “Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor.” 
  
ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto.
Nos envías por el mundo a anunciar la Buena Nueva.  (Bis) Mil antorchas encendidas y una nueva primavera.  (Bis)

Si la sal se vuelve sosa ¿quién podrá salar el mundo?  (Bis)  Nuestra vida es levadura, nuestro amor será fecundo. (Bis) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario