• Si nos paramos a mirar el marco geográfico (no hace falta coger el mapa, pero si tenemos uno a mano, siempre va bien de conocer el país), nos daremos cuenta que hay dos lugares dónde se desarrolla la acción: 1) el lugar dónde Juan recibe la llamada el “desierto” (2) y el lugar dónde Juan lleva a término la misión: “toda la región del Jordán” (3). Un matiz interesante: Juan no espera que la gente vaya al desierto buscando a Dios. Dicho de otra manera, Dios vive dónde viven las personas. Esto anticipa lo que más adelante Lucas nos presentará de Jesús: recibe la misión en el Jordán y hace el discernimiento en el “desierto” (Lc 3,21-4,13) y empieza y desarrolla su ministerio en Galilea (Lc 4,14ss),donde vive la gente, en medio de la vida de las personas, en una geografía concreta.
• En los capítulos iniciales de la obra de Lucas (Evangelio+Hechos) contrapone, en las personas de Juan y Jesús, dos épocas y dos maneras de hacer misión: Juan será precursor y testigo, Jesús será Mesías enviado por el Padre. En ambos la misión se hace en el marco de la Historia.
• Podríamos pensar que este texto no habla de Jesús. Pero sí. Juan, su precursor, anuncia su venida (4-6) con palabras del profeta (Is 40,3-5). Si nos fijamos, podremos verqué dice del “Señor” (4), qué hará este quedebe venir (5-6), como somos invitados apreparar su venida (3-4).
• De los versículos 5-6 podemos deducir qué consecuencias tendrá la venida del Mesías sobre las víctimas de la injusticia (“terrenos tortuosos y caminos escabrosos” que hace falta transformar). Estaremos haciendo lo que hace Lucas: ubicar la acción liberadora de Jesucristo en un marco geográfico y histórico concreto. Es cierto que haciendo este ejercicio podemos ser simplistas (cómo hacen los políticos populistas por ganar los votos de los pobres). Pero es igualmente cierto que el Evangelio sólo se verifica cuando los pobres son liberados (no cuando les damos algo de “limosna” a través de un maratón televisivo o de una recogida navideña de alimentos).
• El encabezamiento reproduce el modelo de comienzo de la mayor parte de los libros proféticos del A.T., situando al profeta en espacio y tiempo; es una fórmula que expresa la inspiración divina (vino la palabra de Dios a X).
• No es tanto una palabra que interviene en la Historia para modificarla sino una palabra que utiliza la mediación histórica como necesaria. La Historia será lenguaje de Dios para hacer ver cómo es el designio de amor del Padre sobre nosotros.
• Lucas presenta a Juan como profeta: el que dice a los oyentes lo que Dios quiere decirles. Pero con ciertos matices muy significativos: 1) Es presentado como el último profeta del AT. Los nuevos tiempos, el Reino de Dios, irrumpen con Jesús, no con él. 2) Era muy austero, mientras que Jesús es descrito como amigo de comidas y fiestas(cf. Lc 7,33-34). 3) Su mensaje es de penitencia y de conversión, y anuncia el «castigo de Dios», mientras que Jesús habla de Buena Noticia, del amor de Dios, el perdón, la rehabilitación, «el año de gracia» y la liberación. Juan predicaba, entendido en el sentido de proclamaba la conversión etimológica-mente significa cambio de mentalidad.
• Juan proclama un “bautismo de conversión” (v.3) que es la espiritualidad tradicional de Israel. Juan llama a sus oyentes a reformar las vidas, para así tomar cuerpo el perdón de los pecados. Jesús la supera por el bautismo de “agua y de espíritu” (Jn2,33),bautismo de entrega y de donación total.
• La misión de Juan es “preparar el camino” (v.4). La tarea de anunciar a Jesús es, en sí misma, una obra de testimonio. Mostrar el camino, señalar el horizonte, ensanchar esperanzas, ofrecer un nuevo amanecer es tarea de quien trabaja la profecía nueva.
• Hace falta que leamos al profeta Isaías en el fragmento citado aquí: Is 40,3-5. descubriremos el sentido del camino que se ha de abrir al Señor en el desierto (Is 40,3): un nuevo éxodo, una nueva liberación que Dios llevará a término. ¿Es este el “camino” del que tanto hablamos en el Adviento?
• Pero el evangelista Lucas esta cita de Isaías la prolonga hasta dar cabida a la afirmación: “Y todos verán la salvación de Dios”; es la universalización. Dios envía su salvación a todos y todas sin excepción. Nadie queda excluido del perdón de Dios. Es decir, toda criatura está llamada a la plenitud. El acceso a ésta, don de Dios, es tarea y responsabilidad del creyente (Lc 19,11-28):“Negociad mientras vuelvo”.
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