16 noviembre 2018

Misa del domingo: 18 noviembre

VIVIMOS CON EL VIENTO DE CARADOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO – B
Daniel 12,1-3; Hebreos 10,11-14.18 y Marcos 13,24-32 18 de diciembre de 2018
OBSERVACIONES PREVIAS
  • “Creamos máquinas que obran como hombres y producimos hombres que obran como máquinas”(E. Fromm).
  • “El estado no puede visitar a los enfermos. Las estructuras no pueden ir a pasear con un inválido. ¡Nosotros sí!” (Ph. Bosmans).
  • Hoy es el Día de los pobres, “la generosidad tiene nombre de pobre y Dios lo sabe” (de la Buena Noticia de Jesús de Nazaret).
PARA REFLEXIONAR
El mal se destruye a sí mismo
El evangelio de hoy, a primera vista, nos habla de una catástrofe universal. Como si Dios, justiciero y omnipotente, cansado de la obstinación de los hombres, que se enfrentan a él y le persiguen, agarrara el universo por el eje y lo agitara dispuesto a triturar a los hombres. Esto sería una solución muy humana para acabar con un orden y comenzar otro nuevo, pero esa no es la solución del Dios del amor y del perdón.
Dios no necesita luchar contra el mal, ni aplastar al hombre. El mal se destruye a sí mismo.
  • ¿Cuántos enemigos de Dios y cuántos perseguidores de la Iglesia han pasado por este mundo? ¿Y qué queda de ellos?
  • ¿Cuántas ideologías ateas se ha apoderado de la sociedad y son los mismos que las defendían ayer los que hoy las denigran y tratan de corregir sus errores?
Nada ni nadie puede impedir a Dios que establezca un orden nuevo; es más, Dios ya está creando ese mundo nuevo.
Vivamos con esperanza
De lo que Jesús nos habla hoy es de la venida del Hijo del Hombre, que ya está aquí, en “esta generación” y que como un puñado de levadura, está haciendo fermentar la masa hasta que los astros y la tierra vieja se conviertan en un cielo nuevo y una tierra nueva, donde el egoísmo se transforme en amor y fraternidad…
En realidad la catástrofe mundial ya la estamos viviendo. Todos los slogans, que brillaban en el cielo prometiendo la felicidad, han creado una humanidad en la que cada día se sufre más hambre, en que la violencia y la corrupción campan a sus anchas, en que la degradación de las personas es una fuente de ingresos…
Las estrellas de la felicidad no nos sirven y todo lo que el hombre de buena voluntad siente en su corazón, respecto a la construcción de un nuevo orden, de un mundo nuevo, de un cielo y una tierra nueva, solo se puede conseguir con el amor y la fraternidad de todos nosotros.
Siempre hay que estar preparados
  • Como en el grano de trigo que se pudre en el surco está ya la espiga dorada plena de granos.
  • Como los dolores de parto de la mujer se resuelven en la maravilla del recién nacido.
  • Como en el cuerpo destrozado de Cristo bajado de la cruz estaba ya la semilla de la Resurrección.
Vivamos con esperanza porque en esta sociedad que se nos desmorona vive ya el Hijo del Hombre que transforma nuestro mundo en un cielo nuevo y una tierra nueva.
PARA COMPROMETERSE
  • Este mundo toca a su fin. El mundo de la injusticia, del dolor, del abuso, del hambre… No tiene futuro. Está llamado a derrumbarse, a desaparecer…
  • Es posible otro mundo: un mundo donde Dios es Padre de todos y todos somos hermanos con lo que eso significa… Nosotros somos testigos de este mundo…
  • En este Día Mundial de los Pobres, nosotros somos la esperanza del mundo: porque “esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva”…
PARA REZAR
Viviré cada día, Señor,como si fuera el primero o el último de mi existencia,
dándote gracias por lo mucho que me das.
Sentiré cada día, Señor,
tu fuerza que me empuja y me levanta,
tu presencia que me garantiza un futuro maravilloso…
Daré gracias a tu nombre, Señor,

porque tu Palabra me habla de un final feliz,
de una cosecha abundante y rica,de un premio merecido, de una eterna primavera…
Viviré cada día, Señor,como el centinela que, escrutando el horizonte,grita con júbilo: “¡Veo un cielo nuevo y una tierra nueva!”
Una tierra donde todo es eterno,

un cielo donde viven los hombres como hermanos.
Una tierra en paz que no conoce la guerra,
un cielo donde es posible la justicia para los sin justicia.
Una tierra que habita el Dios que se hizo hombre,

una tierra que es el cielo
porque es el lugar donde viven los hijos de Dios.
Viviré cada día, Señor,sabiendo que me tienes reservado un mundo insospechado,
un mundo que se edifica en el día a día de la tierra.
Un mundo que tiene el bien por cimiento,
que se construye en familia, en amistad, con los que amamos;
un mundo que se actualiza siempre que hacemos feliz a alguien,
un mundo en que Dios es Padre y en el que todos somos hermanos.
Viviré cada día, Señor,sabiendo que tú me aguardas, me esperas y me quieres.
Viviré cada día, Señor,como un niño en tus brazos de Madre.
Isidro Lozano

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