MONICIONES
Inicial.
Nos encontramos reunidos en torno al altar, para celebrar la Eucaristía en el domingo, el Día del Señor, en el que hoy celebramos la 2ª Jornada Mundial de los pobres, bajo el lema “Este pobre gritó y el Señor lo escuchó.
Hagamos nuestras las palabras del Papa al final de su mensaje “No echemos en saco roto esta oportunidad de gracia. Sintámonos todos, en este día, deudores con ellos, para que tendiendo recíprocamente las manos, uno hacia otro, se realice el encuentro salvífico que sostiene la fe, hace activa la caridad y permite que la esperanza prosiga segura en el camino hacia el Señor que viene”
En estos últimos domingos del año litúrgico, las lecturas nos invitan a levantar la vista, a trascender, a mirar todas las cosas bajo su aspecto de eternidad y a tener presente la invitación de Jesús a estar vigilantes, porque no sabemos ni el día ni la hora. Invitación que volveremos a recibir en el Adviento ya próximo.
Primera Lectura. .
Las palabras del profeta dichas en momentos muy duros para el pueblo de Israel, son una llamada a la esperanza a todos los que se sienten perseguidos por causa de la justicia o por su fe.
Segunda Lectura.
El sacerdocio ministerial, ejercido por los hombres en el seno de la Iglesia, es participación en el único sacerdocio de Cristo. Por ser ministerio, es servicio a la comunidad.
Evangelio.
Jesús se refiere al futuro a partir de su persona, de su mensaje. Esa es la referencia concreta y definitiva que tenemos los cristianos. Esperemos esa venida final de forma activa.
Puestos de pie cantamos aleluya.
PETICIONES
- Por la Iglesia, para que viva en todos sus miembros el espíritu de servicio, con fidelidad al Evangelio. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por los que están en desempleo, enfermos, carecen de cultura y formación, viven solos, no tienen alimentos o agua potable, no tienen un hogar digno, han tenido que migrar, para que encuentren en nosotros comprensión, consuelo y ayuda. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por los que dirigen las naciones y por los que tienen responsabilidades en el campo económico y social, para que pongan sus esfuerzos en la promoción de los más desfavorecidos. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por las vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida religiosa o monástica, a la vida misionera y al laicado comprometido, para que, quienes son llamados, escuchen con generosidad la voz de Dios que les pide la entrega de sus vidas. ROGUEMOS AL SEÑOR
- Por todos nosotros, para que la participación de la Eucaristía nos haga sentirnos más urgidos a orar y ayudar a nuestros hermanos que se encuentran en necesidad. ROGUEMOS AL SEÑOR.
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