26 octubre 2018

Jesús me dice...Domingo XXX de Tiempo Ordinario

Jesús salió de Jericó, una de las ciudades más grandes e importantes de su tiempo. En una de las salidas, a la orilla del camino, se encontraba pidiendo limosna un ciego llamado Bartimeo, quien no tenía lugar en esta ciudad.
Pero para Jesús, Bartimeo no pasó desapercibido, y descubrió en ese pobre ciego a un hombre que lo necesitaba y que lo reconoció como El Salvador. Por eso, lo curó y lo salvó, cambiándole su vida para siempre…
Hoy, en nuestras grandes ciudades, tampoco caben los enfermos, los pobres y los débiles. Pues muchas veces, los rechazamos y los aislamos, al no estar preparados para salir adelante en un mundo tan cometido, tan rápido y tan egoísta.

Y sin embargo, en muchos de esos pobres, hay una gran fe y esperanza en Dios. Sólo que ahora Jesús nos manda a nosotros a cambiar sus vidas, a compadecernos como Él, de sus necesidades, y a extenderles una mano.
Quizás nosotros somos “los ciegos” que necesitamos pedir a Dios que nos permita ver nuestros pecados y las necesidades de los más pobres, para cambiar y ser más compasivos con ellos, como Jesús.
¿Le pido a Dios que me ayude a ver mis pecados para arrepentirme y corregirlos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario