05 septiembre 2018

Domingo 9 septiembre: Liturgia 1

9 DE SEPTIEMBRE DE 2018
Liturgia de las Horas - Tercera Semana del Salterio.

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Cantando la alegría de vivir, lleguemos a la casa del Señor; marchando todos juntos como hermanos, andemos los caminos hacia Dios.

Venid, entremos todos dando gracias; venid, cantemos todos al Señor, gritemos a la Roca que nos salva, cantemos la alabanza a nuestro Dios. 
   
SALUDO Y  MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

GLORIA.

ORACIÓN COLECTA.


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de Isaías 35, 4.7a.

Decid a los inquietos: «Sed fuertes, no temáis.
¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios.
Viene en persona y os salvará». Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa.
El páramo se convertirá en estanque, el suelo sediento en manantial.
     PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 145.
Antífona: Alaba, alma mía, al Señor.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos,

El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos.

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. 

SEGUNDA LECTURA. 
Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 1-5.

Hermanos míos, no mezcléis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas.
Suponed que en vuestra asamblea entra un hombre con sortija de oro y traje lujoso, y entra también un pobre con traje mugriento; si vosotros atendéis al que lleva el traje de lujo y le decís: «Tú siéntate aquí cómodamente», y al pobre le decís: «Tú quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies», ¿no estáis haciendo discriminaciones entre vosotros y convirtiéndoos en jueces de criterios inicuos?
Escuchad, mis queridos hermanos: ¿acaso no eligió Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman?   
PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: Jesús proclamaba el evangelio del reino, y curaba toda dolencia del pueblo.   

EVANGELIO. 
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 7, 31-37.

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano.
Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá (esto es, «ábrete»).
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos». 
PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Bendito seas, Señor, por este pan y este vino que generoso nos diste para caminar contigo, y serán para nosotros alimento en el camino.

Te ofrecemos nuestro barro que oscurece nuestras vidas y el vino que no empleamos para curar las heridas.  

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Danos un corazón, grande para amar; danos un corazón, fuerte para luchar.

Hombres nuevos creadores de la historia, constructores de nueva humanidad, hombres nuevos que viven la existencia, como riesgo de un largo caminar.

Hombres nuevos luchando en esperanza, caminantes sedientos de verdad.  Hombres nuevos sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad.

Hombres nuevos amando sin fronteras, por encima de razas y lugar, hombres nuevos al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan.  

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Gracias, Señor, porque te has quedado para siempre con nosotros hecho alimento.

Gracias, porque cada domingo nos vas llamando a este encuentro contigo a personas tan distintas.  Cada uno traemos nuestra propia vida, nuestra propia historia, nuestra forma de pensar, nuestros dolores y enfermedades, nuestras ilusiones y problemas.

Pero tú nos sientas a todos a la misma mesa, a la mesa de los hijos, a la mesa de los hermanos, a la mesa de la fraternidad, de la que nadie debe sentirse excluido.

Gracias, porque cada día nos vas mostrando el camino para seguirte, aunque a veces nos parezca duro y sea tan distinto a la comodidad a la que estamos acostumbrados.

No dejes que nos apartemos de Tí. 

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto.
Tú eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina, la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.  La mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.

Te damos gracias, Señor.  Te damos gracias, Señor.  (Bis) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario