28 agosto 2018

Martes XXI de Tiempo Ordinario

Hoy es 28 de agosto, martes de la XXI semana de Tiempo Ordinario.
Las imágenes que aparecen en el evangelio de hoy, piden un ejercicio de flexibilidad para pasar rápidamente de las cosas más pequeñas, hojas de menta, granos de anís y de comino, a realidades de fuerte amplitud y resonancia. De hecho, con pasión, sinceridad. Pasaremos del vuelo leve de un mosquito a los andares acompasados de un camello. Y tendremos que comparar el afuera y el adentro de las cosas.
La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 23, 23-26):
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: -«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Gulas ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»

Las palabras de Jesús a los fariseos, van encabezadas por una expresión gravísima que utilizaban los profetas como lamentación o acusación: Ay de vosotros. Las acciones son contradictorias. Pagan pero descuidan. Filtran pero tragan. Limpian pero rebosan basura en forma de robo y desenfreno.
Tú no eres ni escriba ni fariseo, pero puedes, lo mismo que ellos, vivir engañados por la apariencia de las cosas y de las relaciones, sin descubrir la realidad que está más abajo. Estás invitado a lavar tus ojos con colirio para llegar a coincidir con la mirada de Jesús sobre la realidad.
Pregúntate por tu propia manera de mirar, porque quizá estás dando importancia a los mosquitos de las propias cuestiones de amor propio. Y tragándote los camellos de la injusticia o la indifernecia ante los demás. O te preocupas más por lo externo que por el interior.
Al volver a leer el texto, fíjate en que aparece en dos ocasiones la palabra ciego. No es ésta la única vez que Jesús se pone en guardia, contra nuestra manera humana de mirar y medir. Por eso habla de guías ciegos, que confunden las dimensiones de las cosas.
Señor, vengo aquí como uno de aquellos ciegos que tú curaste. No acierto a ver con tus ojos. Confundo con importante con lo insignificante. Me quedo en la superficie de las cosas. Pon tus manos sobre mis ojos. Enséñame a coincidir con la manera tuya de mirar.
Dios te salve María,llena eres de gracia,el Señor es contigo.Bendita tú eres,entre todas las mujeresy bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.Santa María,Madre de Dios,ruega por nosotros pecadoresahora y en la hora de nuestra muerte.Amén.

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