08 junio 2018

Para fijarnos en el evangelio del Domingo X de Tiempo Ordinario

• La actividad de Jesús con los discípulos es intensa. En otras ocasiones (Mc 6,31), el evangelista destaca, como aquí, “que no los dejaban ni comer” (20).
• En esta escena interviene la “familia” de Jesús, llamada así la primera vez (21) y descrita como “su madre y sushermanos” la segunda vez (31). En laBiblia, el término “hermanos” designa tanto a los hijos de una misma madre o de un mismo padre como a los parientes próximos. Más adelante, el evangelista nombra a algunos de los hermanos de Jesús (Mc 6,3).
• Para unas mentalidades cristianas quizá educadas en la idea de que la familia de Jesús está por encima del bien y del mal, puede ser sorprendente leer que sus familiares tenían de Jesús la idea de que “no estaba en sus cabales” (21). Y, quizá no tanto, también puede sorprender que Jesús, al recibir el anuncio de que “tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan” (32), adopte la actitud tan distante que transmite el Evangelio (34-35).
Pero no nos tieneque extrañar: Jesús rompe muchos esquemas y, naturalmente, el primer ámbito donde eso se podía experimentar era el de la familia. Al fin y al cabo, además, la Encarnación quiere decir esto: vivir en todo la vida humana, también en la incomprensión mutua que a menudo se vive en el seno de las familias. Por otro lado, la respuesta de Jesús va más allá del hecho: aprovecha la ocasión para anunciar cuál es la nueva familia que está inaugurando; una familia, la de sus seguidores, en la que los vínculos que se crean son más fuertes y más importantes que los mismos vínculos familiares.
• Que Jesús hable en parábolas (23) nonecesariamente quiere decir que se tenga que entender lo que diga. En este caso, la palabra “parábolas” tiene el sentido de “enigmas”, es decir, de enseñanzas por medio de narraciones o sentencias proverbiales que no son comprensibles a primera vista, sino que necesitan una reflexión o una explicación posterior. Marcos, más adelante, recogeque Jesús dice a los Doce que a ellosDios les ha comunicado los secretos del Reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que, “por más que miren, no vean; por más que oigan, no entiendan; no sea que se conviertan y los perdone” (Mc 4,10-12). Hay que tener en cuenta que este tipo de respuesta va dirigida a las personas de corazón endurecido y con pocas ganas de abrirse al designio de Dios. Aquí Jesús responde a quienes lo acusan de estar poseído por el diablo.
• Ante la acusación de que “tenía dentro un espíritu inmundo” (30), Jesús habla duramente de “blasfemia” (28-29).Una blasfemia es el uso irreverente del nombre divino o de todo lo que se refiere a la divinidad. Ya que en la Biblia el nombre está íntimamente unido a la realidad significada, hacer un uso irrespetuoso del nombre de una persona o de una divinidad equivale a insultarla gravemente.
• Pero la dureza de Jesús consiste en decir que hay una cosa que no tiene perdón: “blasfemar contra el Espíritu Santo” (29). A Jesús se le acusa de estar poseído por Satanás, y eso equivale a ne- gar que el Espíritu Santo actúe en Él. Pueden parecer palabras y debates teóricos, pero se trata de cerrarse conscientemente a la acción del Amor de Dios en Jesús y, por tanto, en las personas, en el mundo. Más sencillo: cerrarse a vivir el Amor. Y eso, cuando es consciente y responsable, no tiene retorno.

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