04 mayo 2018

Para fijarnos en el evangelio del Domingo VI de Pascua

• Este Evangelio de hoy es la continuación del domingo pasado (Jn 15,1-8). Continúa la alegoría de la vid y el sarmiento.
• Hay como dos partes con una frase central que las une y que es una referencia a la Pascua de Cristo: el amor más grande es el de Jesús, que “da la vida por sus amigos” (13).
• Antes de este versículo, las palabras de Jesús insisten en decir que los discípulos tienen que “permanecer en su amor” (9) del mismo modo que Él “permanece en el amor de! Padre” (10), que es la fuente del amor. Enraizados en este amor, podrán “amarse unos a otros como Cristo los ha amado” (12).

• Lo que sigue al versículo central (13) gira alrededor de la palabra “amigos” (13.14.15) y tiene su punto culminante en el “fruto que dure” (16) y la oración que el Padre escucha (16).
• “Permanecer en el amor” no es una cuestión reducida al mundo de los sentimientos.
Está íntimamente ligado a hacer la voluntad de aquel que ama. Es decir: Jesús es amado por el Padre y hace su voluntad, “guarda sus mandamientos” (10); los discípulos somos amados por Jesús y hacemos —lo podemos hacer porque tenemos este amor— su voluntad (14), “guardamos sus mandamientos” (9). Por tanto, “guardar los mandamientos” (9.10) sólo es posible desde la actitud de acoger el amor de aquel que los da; y esta voluntad, estos “mandamientos”, consisten en amar, “dar la vida” (13).
• La palabra “mandamiento” (12, 14 y 17) en la Biblia no tiene un sentido legal, jurídico.
Significa lo que hace llegar a la perfección. Por tanto, el mandamiento del amor no es algo que se imponga. El amor no se puede imponer. Sólo se puede ofrecer.
• Jesús ha recibido del Padre un mandamiento (Jn 10,17-18; 12,49; 14,31; 15,9-10) que le indica lo que tiene que decir, lo que tiene que hacer y cómo tiene que dar la vida. En una palabra, el mandamiento es la voluntad de Dios sobre Jesús, que lo lleva a dar la vida. El mandamiento que Jesús dejará a sus discípulos será el mismo (Jn 15,9-10.13).
• “Dar la vida” (13) es dar vida a los demás, empezando por los más débiles y por los que uno tiene al lado. Quizá hay que aclararlo en este tiempo en que hay tantos suicidas que dan la vida matándose y matando a otras personas. El caso de Jesús es claro, como lo dice el libro de los Hechos: ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, Dios estaba con Él (Hch 10, 38). Su muerte en cruz es la culminanación de esa vida que da vida paso a paso, una vida que se da del todo, por amor, no por otra causa que el amor gratuito, el amor que no pide nada a cambio.
• La afirmación de que Jesús “da la vida” es frecuente en el evangelio y las cartas de Juan (Jn 10,11.15.17.18; 15,13; 1Jn 3,16). Ese“dar la vida” de Jesús tiene como consecuencia que los creyentes dan la vida los unos por los otros (Jn 15,13; 1Jn 3,16).
• Sobre el dilema “siervos”-”amigos” (15) hay que tener en cuenta que el “siervo” ejecuta y que el “amigo” conoce las intenciones. De todos modos, la palabra “siervo”, que Jesús desestima para identifica sus discípulos, es una palabra que en la Biblia tiene un sentido positivo: cuando a relación es con Dios es un título de nobleza que implica fidelidad sin reservas,
• Pero Jesús da a los discípulos el título de amigos, hasta ahora reservado a Abrahán y Moisés, a quienes Dios no sólo confió la ejecución de sus mandamientos, sino que les comunicó cara a cara el conocimiento de su designio. Jesús nos comunica su intimidad (15).
• Jesús lleva la iniciativa sobre nosotros, nos ha elegido (16). Quiere que seamos su presencia —“dar fruto”— en medio del mundo. Y ello será posible si nos amamos unos a otros.
• “Pedir en su nombre” (16) no se puedehacer si no es en comunión, en íntima unión de unos con otros en Él.
• “Para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud” (11). Esa “alegría” la da la comunión de amor, la comunión de voluntades. No es algo superficial. Es fruto de haberse puesto en esa dinámica del amor del Padre.
• Sugerencia: podemos hacer un estudio de Evangelio con los textos en los que sale “la alegría”: Jn 3, 29; 15,11; 16, 24; 17,13; Mt13, 44; Lc 1, 14.44; 10, 21

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