MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la Eucaristía. Os a saludamos a todos con alegría. Seguimos recorriendo esta Pascua de 2018 camino hacia Pentecostés. Ya estamos el Quinto Domingo. La Palabra de Dios que vamos a escuchar hoy viene a cuestionarnos si nuestra vida está entroncada en Dios, o si, solamente, usamos discursos importantes para justificar la ausencia del Señor en ella. La cuestión no puede estar más clara: se trata de dar frutos y permanecer en Él. Jesús añade que Él es la Vida, nosotros los sarmientos, y el Padre el viñador. Y es que no podremos celebrar la alegría de la Pascua si no nos sentimos unidos a Jesús y compañeros totales suyos en la tarea de la Redención. Tengamos en cuenta, además, que muchos hermanos nuestros esperan, en estos tiempos tan malos, nuestras obras, las ayudas que impulsan el amor y la fe en Dios. Y eso es dar fruto…
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Seguimos utilizando el Libro de los Hechos de los Apóstoles como contenido para nuestra primera lectura. Pero hoy impacta por su realidad. Nos dice cómo en una Iglesia que goza de paz, que progresa, que se construye animada por el Espíritu, existen también en ella sospechas, recelos desconfianzas. Ha llegado un discípulo –Pablo de Tarso-- que no era de los suyos y les da miedo acogerlo. Necesitan la confirmación de Bernabé para aceptarlo en el grupo. Pasa ahora con los “nuevos”, ¿verdad?
S.- Proclamamos hoy los últimos versos del salmo 21 que son muy apropiados para este tiempo de Pascua que estamos viviendo, hablan del gozo y alegría por la intervención del Señor en nuestras vidas, pero también el salmo 21 refleja proféticamente los momentos duros de la Pasión del Señor, que todavía está muy cercana en nuestros recuerdos. Son muchos los salmos que expresan primero la angustia para acabar con la alegría de sentir la mano amable del Señor Dios.
2.- San Juan en la segunda lectura, procedente de la primera carta del Apóstol, nos recuerda que el amor no quiere palabras, sino obras. Que la caridad, el amor, no se realiza con la boca sino con las manos. Que una oración por muy hermosa que sea, pierde su validez, si en el corazón existen rencores, envidias, recelos, maldad.
3.- La solución a todos nuestros problemas la encontramos en el Evangelio de Juan. Hemos de estar injertados a la vid, a Cristo. Sólo así podremos dar frutos. Sólo así nuestros frutos serán: el amor, el servicio y la verdad. Nuestra misión consiste en hacerlos fecundar y ponerlos al servicio de los hermanos.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Esta semana, la oración final para nuestra Eucaristía –y como siempre escrita por Javier Leoz— es un poco más larga, pero muy bella y fuerte.
SIN TI, NADA, SEÑOR
Es imposible dar lo que uno no tiene
Es difícil regalar lo que uno quiere para sí
Es utopía ver al otro como hermano, siendo adversario
Mas, contigo, Señor
uno ofrenda hasta lo que no tiene
no mide lo que su mano enseña
y, antes que odio,
sé que he de contestar con un amor sin límites.
Ayúdame, Señor,
a permanecer unido a Ti: TU ERES LA VIDA
a pensar unido a Ti: TU ERES EL PENSAMIENTO
a caminar unido a Ti: TU ERES EL CAMINO
a trabajar unido a Ti: TU ERES EL FUTURO
a amar unido a Ti: TU ERES EL AMOR
a mirar hacia el cielo: TU ESTAS EN LA ETERNIDAD
SIN TI, NADA, SEÑOR….
Exhortación de despedida
Las dificultades no nos deben traer tristeza. Y, sobre todo, porque nuestros hermanos más desfavorecidos necesitan nuestro apoyo material, pero también nuestra alegría contagiosa. Salgamos, pues, de nuestra Eucaristía de hoy con la determinación de ayudar a los demás desde la vertiente de nuestra alegría pascual
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