11 abril 2018

3º Domingo de Pascua: Liturgia

15 DE ABRIL DE 2018
LITURGIA DE LAS HORAS – Tercera Semana del Salterio – Pascua.

R I T O S    I N I C I A L E S
CANTO DE ENTRADA.
Jesús está entre nosotros, Él vive hoy y su espíritu a todos da.  Jesús razón de nuestra vida, es el Señor, nos reúne en pueblo de amor.

Cambia nuestras vidas con tu fuerza.  Guárdanos por siempre en tu presencia.  Tú eres verdad, tú eres la paz.  

SALUDO  Y MONICIÓN.

ASPERSIÓN DEL AGUA.
Canto:
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua.  Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del Espíritu de Dios.  Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua y del Espíritu de Dios hay que nacer del Señor.  Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua y del Espíritu de Dios hay que nacer del Señor.  Prepárate para que sientas.  Prepárate para que sientas.  Prepárate para que sientas el Espíritu de Dios.  Déjalo que se mueva.  Déjalo que se mueva.  Déjalo que se mueva dentro de tu corazón.  


GLORIA.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 13-15. 17-19.

En aquellos días, Pedro dijo al pueblo: El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.
Ahora bien, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, al igual que vuestras autoridades; pero Dios cumplió de esta manera lo que había predicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.
                                     PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL.  Salmo 4.   
Antífona: Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro.

Escúchame cuando te invoco, Dios de mi justicia; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad de mí y escucha mi oración.

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor, y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?».

En paz me acuesto y enseguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. 

SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la primera carta del apóstol San Juan 2, 1-5a.

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis.
Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.
Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos; en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
                        PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Aleluya. Aleluya.  Aleluya. Aleluya.  Aleluya. Aleluya, el Señor resucitó.
Antífona: Señor Jesús, explícanos las Escrituras; haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas.

EVANGELIO.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 24, 35-48.

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. 
PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Señor, te ofrecemos el vino y el pan, así recordamos la Cena Pascual.

Porque Tú solo eres bueno, Señor, queremos cantar.  Tus misericordias ¿quién podrá cantar?

Te ofrecemos nuestras vidas, Señor, en torno a tu altar.  Tus misericordias ¿quién podrá cantar? 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Quédate, Señor, quédate conmigo; quédate, soy un peregrino.  Quédate, Señor, largo es el camino de tu Pascua y de tu luz seré testigo, de tu pan y tu vino, mendigo, de tu pan y tu vino, mendigo.  Quédate, Señor.

¡Oh Señor, mi Señor! Caminando a tu lado escucho tu voz: ¡Oh Señor, mi Señor! Tú renuevas mi amor y me llamas tu amigo, y a tu lado mi camino se orienta contigo, Señor, para ser tu testigo.

Emaús, preparada la cena, los ojos despiertan, ven la luz.  Emaús, el camino es posada, las brasas son llamas con Jesús.  Anochece en Emaús y amanece la esperanza con Jesús. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Gracias, Señor, porque nos regalas un nuevo y renovado encuentro contigo en cada Eucaristía.

Gracias, porque también a nosotros nos sales al encuentro en nuestro caminar diario.

Gracias, porque cuando nos invade el desánimo ante las contrariedades, allí estás tú para recordarnos que contigo todo es posible.

Ayúdanos a reconocerte cuando escuchamos tu Palabra, cuando nos enseñas a partir y compartir el pan, y cuando pasas a nuestro lado enfermo y en tantas situaciones de pobreza y marginación como nos rodean.

Queremos ser cristianos comprometidos en la transformación del mundo y testigos alegres de tu resurrección.

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN Y DESPEDIDA
Canto:
Id amigos por el mundo, anunciando el amor, mensajeros de la vida, de la paz y el perdón, sed amigos, los testigos de mi resurrección, id llevando mi presencia, con vosotros estoy. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario