21 diciembre 2017

Comentario Domingo IV de Adviento

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Oración
Ven a nosotros, Espíritu Santo.
En este tiempo de adviento, haznos comprender
la palabra de esperanza de tus profetas de Israel,
anunciando un “cielo nuevo y una tierra nueva”,
y la palabra de Jesús de Nazaret.
Escuchando su palabra, concédenos orar con
perseverancia capaz de espera.
Concédenos crecer en una esperanza consistente y activa.
Concédenos vivir una esperanza resistente a todo
pesimismo y desánimo, fuerte para trabajar por una
sociedad más justa según el corazón de Dios Padre.
AMEN.
Lc 1, 26-38
«26En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, de nombre Nazaret, 27a una virgen desposada con un hombre de nombre José, de la casa de David; el nombre de la virgen, María.
28 Y entrando en su presencia dijo: “Alégrate, llena de gracia , el Señor está contigo”.
29 Pero ella se turbó por esas palabras, y se preguntaba qué sería aquel saludo.
30Y el ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado gracia del ante Dios. 31 Mira, vas a concebir en el seno, y darás a luz un hijo y le pondrás de nombre Jesús. 32 Él será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
34 Pero María dijo al ángel: “¿Cómo será eso? Porque no conozco varón”.

35 Y, respondiendo, el ángel le dijo: “El Espíritu Santo bajará sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra. Y por eso el santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 36 Mira Isabel, tu p rima: ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, 37 porque no hay nada imposible para Dios” .
38 Y María contestó: “He aquí la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”.
Y el ángel se retiró».
¡PALABRA DEL SEÑOR!
CONTEXTO
La primera indicación de nuestro texto (“en el mes sexto”, v. 26) lo vincula estrechamente con el anterior (el anuncio del ángel a Zacarías, padre de Juan, que se ve cumplido, ya que Isabel está “en el sexto mes” del embarazo, v. 36). Mientras Juan es anunciado a su padre, en un esquema paralelo pero con diferencias interesantes, Jesús es anunciado a su madre. A nuestro texto sigue el episodio de la visita de María a Isabel, su prima, de la que conoce su estado de buena esperanza (1, 39-56). Después de la anunciación de Juan y de Jesús, el evangelio lucano nos volverá a narrar en paralelo también sus respectivos nacimientos: primero, el de Juan, el Precursor (1, 57ss); luego el de Jesús (2, 1ss). La etapa decisiva de la Historia de la Salvación se pone en marcha.
TEXTO
El evangelio de hoy cuenta con: a) una introducción, que es la presentación de los personajes y las circunstancias (vv. 26 – 27); b) una larga sección central (vv. 28 – 38a), estructurada en tres anuncios del ángel y tres reacciones de María: b.1) el primer anuncio, más general, y la reacción más interior de María (vv. 28 – 29); b.2) el segundo anuncio, el central del ángel porque presenta quién será Jesús, y la objeción de María (vv. 30 – 34); b.3) el tercer anuncio, en el que el quién deja paso al cómo, con la respuesta final de María (vv. 35 – 38a); c) una brevísima conclusión que indica la partida del ángel (v. 38b). El texto sigue el clásico esquema de anuncio del AT (Mateo elige el ambiente veterotestamentario de los sueños), que sigue estos pasos: entrada en escena del mensajero – perplejidad del destinatario – anuncio del mensaje – objeción del destinatario – señal del mensajero.
ELEMENTOS A DESTACAR
  • Hay que considerar, por un lado, el conjunto del mensaje que trae el ángel del Señor y, por otro, el conjunto de la respuesta de María. En el anuncio del ángel hay una triple referencia: a María, a Jesús, a Isabel, todo ‘adobado’ por la frase final: “Para Dios nada hay imposible”. El punto central es Jesús, revestido de una impresionante corona de honor y poder (notad la acumulación de “títulos”). Además, ni la virginidad (María), ni la ancianidad (Isabel) son ahora obstáculo para que la vida sea generada, no hay obstáculos que impidan desarrollar la Historia de la Salvación: “Su reino no tendrá fin”. Por otra parte, en las respuestas de María se deja indicar una evolución (signo de nuestra experiencia creyente, que debe ir a más), un proceso espiritual fantástico: la recepción interior del primer anuncio (“se preguntaba”), da paso a una objeción (“¿cómo será eso?”) y, finalmente, a su completa conformidad (“hágase en mí”).
  • Otras insistencias son elocuentes: la alegría, la gracia y el no temer; el misterio de la Trinidad; la habitación de Dios en medio o dentro de sus criaturas; la importancia del mensajero (= ángel ) como mediación de Dios.
  • La misma historia que María vivió en su momento puede acontecer hoy en nuestras vidas. ¿Encontramos mensajeros de Dios? ¿Escuchamos o intuimos lo que Dios quiere decirnos? ¿Cómo acogemos a Dios que viene a nosotros? Tras una evolución, María da la respuesta perfecta; también nosotros, con nuestros límites, podemos responder que somos esclavos del Señor y queremos que Él entre en nuestras vidas con su misericordia, para que su Palabra recree nuestra mente, nuestra voluntad, nuestro corazón.

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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