MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid nuestra más cordial bienvenida Eucaristía de hoy, que es la última del Tiempo Ordinario. Con ella se termina, también, el año litúrgico, dentro del Ciclo A, para dar paso al Adviento y al inicio del Ciclo B, cuyo primer domingo celebraremos el próximo, día 3 de diciembre. Hoy conmemora la Iglesia la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Este Rey que festejamos no es, para nada, lo que suelen ser los reyes y líderes en nuestro mundo… Es un rey sencillo y pacífico Y por ello –sin duda— resulta extraño para nosotros escuchar el mensaje de un rey que no admite que le rindan honores, y que pretende que sus seguidores le imiten en humildad y servicio a los hermanos, sobre todo a los más desfavorecidos, esos hermanos que enferman y pasan hambre. Rey sencillo y amoroso, que nos pide que olvidemos el brillo del prestigio o el poder del dinero.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Cuando leemos hoy, tanto la Profecía de Ezequiel –nuestra primera lectura— como el Evangelio, enseguida nos viene a la cabeza el juicio final, sin embargo lo que quieren advertirnos es que el "gran día" es hoy. Que el momento en que tenemos que afrontar nuestra responsabilidad es ahora. Hemos de prepararnos para el tiempo nuevo y por eso es oportuno meditar sobre todo lo que hemos hecho en el tiempo viejo.
S.- El salmo 22 es uno de los más bellos del salterio. Los judíos, contemporáneos de Jesús, comparaban la preocupación de Dios por los justos como la de un pastor que luego se convierte en anfitrión de un gran banquete para sus protegidos. Para los cristianos este salmo siempre ha sido con un símbolo del festín mesiánico. Además, el agua, el aceite y el vino que se mencionan en el salmo han servido a la Iglesia para utilizarle como contenido de las oraciones litúrgicas que se utilizan en los tres sacramentos de la iniciación cristiana: el bautismo, la confirmación y la Eucaristía.
2.- San Pablo, en la primera carta a los fieles de Corinto, “profetiza” con el final de los tiempos, pero en el plano de la relación inefable entre el Padre y el Hijo. Además nos dice que el último enemigo de Cristo es la muerte y que esta también será derrotada. Cristo, el nuevo Adán, nos llevará a todos a la felicidad eterna.
3.- El evangelio de San Mateo de hoy es de una solemnidad y gravedad excepcionales. Jesús nos va a juzgar nuestro amor, que dirigido a los hermanos es como hacérselo a Él. Pero Jesús, más que querer llevarnos al final de los tiempos, nos instala en el presente para que tomemos una decisión. Cristo viene a dar sentido a las acciones de los hombres. No viene a destruir sino a recuperar lo positivo, a dar valor a lo que realizamos. Todo lo que hagamos, hasta los gestos más triviales, se convierten en opción decisiva, en historia de salvación o de condenación. Por tanto lo esencial no es lo que veamos en los demás, sino lo que hemos hecho por ellos.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Una semana más presentamos esta plegaria del padre Leoz para los momentos finales de nuestra Eucaristía. Escuchemos con atención:
TÚ, SEÑOR, ERES… EL CENTRO
En el centro de la rueda, Tú Señor, eres el eje
En el centro de la historia, Tú Señor, eres la página central
En el centro de la humanidad, Tú Señor, eres el corazón
En el centro de la Iglesia, Tú Señor, eres su cabeza
En el centro de la vida cristiana, Tú Señor, eres su motor
En el centro de la caridad, Tú Señor, eres su empuje
En el centro del amor, Tú Señor, eres la razón para regalarlo
Exhortación de despedida
Hemos terminado un año litúrgico y nos disponemos a iniciar el Adviento el domingo próximo. El Adviento es tiempo de espera y de esperanza. Jesús va a venir al mundo para que seamos –de una vez— más felices.
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