09 noviembre 2017

Domingo 12 noviembre: Comentario Domingo XXXII de Tiempo Ordinario

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Oración
Poema de San Juan de la Cruz (La fuente, selección)
¡Qué bien sé yo la fuente que mana y corre, aunque es de noche!
Aquella eterna fuente está escondida, ¡qué bien sé yo donde tiene su manida, aunque es de noche!
En esta noche oscura de esta vida, ¡qué bien sé yo por fe la fuente fría, aunque es de noche!
Su origen no lo sé, pues no lo tiene, mas sé que todo origen de ella viene, aunque es de noche.
Sé que no puede ser cosa tan bella
y que cielos y tierra beben de ella, aunque es de noche.
Su claridad nunca es escurecida,
y sé que toda luz de ella es venida, aunque es de noche.
Sé que son tan caudalosas sus corrientes, que infiernos, cielos riegan, y las gentes, aunque es de noche.
La corriente que nace de esta fuente bien sé que es tan capaz y omnipotente, aunque es de noche.
Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras, porque es de noche.

Mt 25, 1-13
«1Entonces será semejante el Reino de los cielos a diez doncellas que, tomando sus propias lámparas, salieron al encuentro del novio. 2Cinco de ellas eran necias y cinco sensatas. 3Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no tomaron con ellas aceite. 4Pero las sensatas tomaron aceite en las alcuzas con sus propias lámparas. 5Como el novio tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
6Y a media noche, se oyó una voz: “¡Que llega el novio, salid a recibirlo!”. 7Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus propias lámparas. 8Y las necias dijeron a las sensatas: “Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan”. 9Pero las sensatas respondieron diciendo: “Por si no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor id a las tiendas y lo compráis vosotras mismas”.
10Mientras ellas iban a comprarlo llegó el novio y las [que estaban] preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. 11Más tarde llegan también las restantes doncellas, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. 12Pero él, respondiendo, dijo: “En verdad os digo: no os conozco”.
13Así pues, velad, porque no conocéis el día ni la hora». ¡PALABRA DEL SEÑOR!

CONTEXTO 
Nos situamos en el corazón del Discurso Escatológico (Mt 24-25), pórtico de entrada al relato de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús (Mt 26-28). Un trío de parábolas sobre la vigilancia (el ladrón [24,42- 44], el mayordomo [24,45-51], las doncellas [25,1-13]), prepara la parábola final de los talentos (25,14-30) y la gran visión del Juicio Final (25,31-46), con la que termina el discurso. Después, con el capítulo 26 comienza a relatarse la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Las tres parábolas sitúan a los oyentes/lectores del evangelio ante una disyuntiva, mediante la estrategia narrativa que muestra dos comportamientos: uno, el acertado; otro, el equivocado.
Desde la panorámica del Juicio Final, el aceite de las doncellas son las obras de misericordia y solidaridad. El texto nos pide reflexión sobre el comportamiento que se deriva de nuestra fe: la carta de Santiago nos advertirá que una fe sin obras es una fe muerta.

TEXTO
La estructura de este relato sigue el triple paso típico de un relato dramático: a) los vv. 1-5 son la exposición que facilita a los lectores los antecedentes de la historia; b) los vv. 6-9 forman el ‘corazón’ del texto y crean la tensión narrativa del drama; culminan en el breve diálogo entre las doncellas necias y las sensatas cuando se acerca el novio: al final, los lectores quedan expectantes sobre qué pasará con las doncellas necias, qué harán; c) los vv. 10-12 forman la escena final, con la conversación entre las doncellas necias y el novio. El v. 13 es una especie de estribillo que ya leíamos en 24,42. Muchos términos asemejan este texto a 7,21- 23, por lo que hay que tenerlo en cuenta.

ELEMENTOS INTERESANTES
• Hay un vistoso desencuadre entre la orden de velar (v. 13) y el hecho de que se durmieran todas las doncellas. La vigilia y el sueño están presentes de manera ejemplar en el episodio de Getsemaní (Mt 26,36-46), que conviene tener presente. También allí todos los discípulos se duermen. ¡Ojo con posturas maniqueas apresuradas!
• El lenguaje de la parábola es sumamente sugerente: la lámpara, con la insistencia en “propia”, sugiere la vida de cada uno, el proyecto personal de vida, y el aceite, necesario para que la lámpara sea tal, serían las opciones y compromisos que alimentan y conforman dicha vida. ¿Somos ‘dueños’ de nuestra propia vida? ¿quién manda en ella? ¿en dónde, cómo, con qué la alimentamos, la construimos? ¿qué ‘aceite’ hace brillar la ‘lámpara’ de nuestra vida?
• Notad que la diferencia no estriba en doncellas “buenas y malas”, sino en doncellas “sensatas e insensatas” (cf. Mt 7,24-27). Además, la respuesta del novio (“no os conozco”) al ruego de las doncellas insensatas (“Señor, Señor, ábrenos”) une especialmente el texto con Mt 7,21-23. El evangelista propone un lenguaje común para el final del primer discurso de Jesús y el final del último discurso. ¿Qué te sugiere? Jesús no (re)conoce a quienes somos discípulos suyos. ¿Por qué?

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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