17 junio 2017

Domingo del Corpus Christi

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Oración
Señor Jesucristo, nos diste tu Palabra,
y quisiste permanecer para siempre
con los tuyos y nos regalaste tu presencia en el Pan y en el Vino,
concédenos:
  •   reconocerte y adorarte en esos signos de tu amor,
  •   y alimentarnos de la mesa de tu Palabra y de la mesa de Pan y de vino
    que nos fortalecen y nos realimentan para el caminar de nuestra vida.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos. AMEN.

Jn 6, 51-58
«51‘Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo’.

52Disputaban entonces los judíos entre sí: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’.
53Les dijo entonces Jesús: ‘En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 55Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. 56El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. 57Como el Padre que vive me envió y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí. 58Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
¡PALABRA DEL SEÑOR!
 

CONTEXTO
El texto forma parte de uno de los grandes discursos de Jesús en Juan, el discurso sobre el pan de vida (Jn 6). El capítulo 6 empieza con la multiplicación de los panes, en la que Jesús parte el pan para que la multitud pudiera comer. Por eso le siguen. Y Jesús les dice: “En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado” (v. 26). Luego Jesús les habla del alimento que permanece para la vida eterna (v. 27), el pan que baja del cielo y da la vida al mundo. Y añade: “Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed” (v. 35). Esto desencadena la murmuración de los judíos, porque conocían a sus padres (v. 41) y una nueva respuesta de Jesús, en la que identifica el pan de vida con su propia carne (vv. 43-51). Eso provoca la discusión entre los judíos (v. 52) y la siguiente respuesta de Jesús (vv. 53-58). Después de esto veremos la reacción de los discípulos (vv. 60.66) y la confesión de Pedro, que pone fin al capítulo 6 del evangelio joánico.
 

TEXTO
El evangelio de hoy no forma una perícopa, porque el v. 51 pertenece a la unidad anterior (vv. 41-51) y falta el v. 59, que completaría la unidad textual formada por los vv. 52-59. Con todo, el evangelio podemos estructurarlo en 3 partes: a) una introducción, en la que se presenta el tema que desarrolla Jesús en esta parte del discurso, esto es, la identificación del pan vivo con la carne de Jesús (v. 51); b) la reacción de su auditorio, mostrando su extrañeza (v. 52); c) la respuesta de Jesús, desarrollando el tema (vv. 53-58). La frase “El que coma/come de este pan vivirá para siempre” forma una inclusión que abre y cierra el texto (vv. 51.58) y el hilo conductor del texto es comer/beber la carne/sangre de Jesús. De fondo, la nueva vida (eterna) ofrecida por Jesús a los miembros de la comunidad reunida en torno a la Eucaristía.

ELEMENTOS INTERESANTES
• Jesús había dado de comer el “pan de miga y cáscara” al comienzo del capítulo 6, pero luego ofrece un pan vivo que es su propia carne y que alimenta a un nivel más profundo porque hace vivir para siempre: Jesús nos da acceso de nuevo al árbol de la vida, del Paraíso, del que habíamos sido arrojado (cf. Gen 3) pero del que no seremos arrojados afuera (Jn 6,37). Teniendo a Jesús como pan, “viviremos para siempre”, tendremos el “acceso a la vida”, tendremos la “vida eterna”. Para siempre. ¿Puedes decir que Jesús es “tu pan”? ¿Puedes decir que Jesús es el pan que de verdad puede “saciar” tu “hambre”, tus anhelos, tus cansancios? ¿Cómo puedes ser un pan para los demás, para los que están a tu alrededor?
• A quien coma/beba la carne/sangre de Jesucristo se le ofrece la resurrección (v. 54), permanecer en Jesús (v. 56), vida (v. 57). La Eucaristía es el momento más privilegiado para recibir todos estos dones, pero ¿tenemos experiencia de eso? ¿encontramos en la eucaristía la vida que Jesús ofrece, la esperanza en la resurrección? ¿qué podemos hacer para que las palabras de Jesús se “hagan” en cada eucaristía?
• El texto nos abre con certeza a un futuro de vida: tres veces aparece el verbo “vivirá” (vv. 51.57.58) y el corazón del mismo es “yo lo resucitaré” (v. 54). ¿Qué relevancia tiene esta insistencia en nuestra vida creyente?
 
Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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