25 mayo 2017

La Ascensión: Liturgia 1


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R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Todos unidos, formando un solo cuerpo, un pueblo que en la Pascua nació. Miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu que el Hijo desde el Padre envió. Él nos empuja, nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios.

SALUDO Y MONICIÓN.

ASPERSIÓN DEL AGUA.
Canto: Todos nacidos en un solo bautismo, unidos en la misma comunión. Todos viviendo en una misma casa, Iglesia peregrina de Dios. Todos prendidos en una misma suerte, ligados a la misma salvación. Somos un cuerpo, y Cristo es la cabeza, Iglesia peregrina de Dios.

Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor. Paz para las guerras y luz para las sombras, Iglesia peregrina de Dios.

GLORIA.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

ORACIÓN COLECTA.


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 1-11.

En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. 
Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino: “aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días”.
Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo: “Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?”
Les dijo: “No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta el confín de la tierra.”
Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista.  Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?  El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo”.
PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL.  Salmo 46.
Antífona: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor altísimo es terrible, emperador de toda la tierra.

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas; tocad para Dios, tocad; tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría.  Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado.  

SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17-23.

Hermanos: 
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y “todo lo puso bajo sus pies”, y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo.  Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.  
   PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: Id y haced discípulos de todos los pueblos –dice el Señor-; yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos.

EVANGELIO.
Conclusión del santo Evangelio según San Mateo 28, 16-20.

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra.
Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».  
 PALABRA  DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
En este mundo que Cristo que nos da, hacemos la ofrenda del pan.  El pan de nuestro trabajo sin fin y el vino de nuestro cantar.  Traigo ante Ti nuestra justa inquietud: Amar la justicia y la paz.

Saber que vendrás, saber que estarás, partiendo a los pobres tu pan.  Saber que vendrás, saber que estarás, partiendo a los pobres tu pan.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Sois la semilla que ha de crecer, sois estrella que ha de brillar.  Sois levadura, sois grano de sal, antorcha que debe alumbrar.  Sois la mañana que vuelve a nacer, sois espiga que empieza a granar.  Sois aguijón y caricia a la vez, testigos que voy a enviar.

Id amigos por el mundo, anunciando el amor, mensajeros de la vida, de la paz y el perdón, sed amigos, los testigos de mi resurrección, id llevando mi presencia, con vosotros estoy.

Sois una llama que ha de encender, resplandores de fe y caridad.  Sois los pastores que han de guiar, al mundo por sendas de paz.  Sois los amigos que quise escoger, sois palabra que intento gritar.  Sois reino nuevo que empieza a engendrar: justicia, amor y verdad.

Sois fuego y savia que vine a traer, sois la ola que agita la mar.  La levadura pequeña de ayer, fermenta la masa del pan.  Una ciudad no se puede esconder, ni los montes se han de ocultar, en vuestras obras que buscan el bien, los hombres al Padre verán.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Gracias, Señor, por dejarnos alegría tras tu marcha al cielo y fuerza para continuar tu misión.

También nosotros, como los apóstoles, nos quedamos con frecuencia plantados mirando al cielo y necesitamos que nos recuerdes la misión que nos dejas: ser tus testigos cada día de nuestra vida y continuadores de tu obra.

Gracias, por tu presencia siempre viva entre nosotros, y por dejarnos la Iglesia como fruto de la Pascua.

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto:
Quédate, Señor.  Quédate, Señor.  Quédate, Señor, en cada corazón.  Quédate, Señor.  Quédate, Señor.  Quédate, Señor, aquí, aquí, aquí.

El Espíritu de Dios se mueve, se mueve, se mueve.  El Espíritu de Dios se mueve, dentro de mi corazón.

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