Hasta la última gota
Lo diste todo, Jesús,
no te reservaste nada para ti.
y yo, a la primera, me canso…
y abandono… y me quejo…
y paso factura… y te dejo.
Quiero hoy contigo entregar mi vida,
decirte que quiero vivir como tú,
pedirte que me saques de la vida mediocre,
del «ir tirando», como todo el mundo,
Tú eres mi modelo, mi meta, mi brújula,
pero otros dioses me distraen de ti…
Unas veces el trabajo es mi dueño y señor,
otras es la familia, los míos y mi casa,
los que rigen mi vida o me ocupan mi día.
En otras ocasiones el ocio me envuelve
y me aparta de ti. Te busco en los amigos,
en las risas, en las prisas, en la eficacia,
en la imagen, en el poder, en el tener…
Pero ahí no estás tú. Lo sé bien, Jesús.
Hoy te entrego mi vida,
renuevo mi compromiso, fortalezco mi entrega,
y ante la cruz te digo:
Aquí estoy, Jesús,
para hacer con mi vida,
tu santa voluntad.
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