HORA SANTA EN EL JUEVES SANTO
A solas con Cristo
Por Javier Leoz (**)
1. SALUDO
Todavía se mantiene en esta gran sala donde hemos participado hace unas horas en la Institución de la Eucaristía, el sabor del pan convertido en Cuerpo de Cristo y…el aroma del vino, convertido en Sangre de Jesucristo.
Aún ahora, en este ambiente de recogimiento, seguimos asombrados e impresionados por los gestos del Señor: siendo Dios, se ha arrodillado ante los discípulos para indicarnos que, en el amor o en el servicio, es donde hemos de demostrar la autenticidad de nuestra fe.
Ahora, en este entorno de pasión y de ofrecimiento, seguimos acompañando a Jesús que sigue dándose y entregándose como nadie lo ha hecho jamás.
Dejémonos acariciar en esta noche por el misterio. Sintámonos sus discípulos; acompañándole, no con nuestro sueño, y sí con nuestro silencio, oración y contemplación.
Entremos de lleno en el corazón de Cristo. Dejémonos seducir por El. Allá el fondo, el Huerto de los Olivos, se encuentra el Señor postrado a la sombra de uno ellos…..”Padre; pasa de mí este cáliz” Suenan tambores son sonido de traición. Vamos ¡despertad! ¡El Señor nos necesita!
CANTO
QUEDATE JUNTO A NOSOTROS
QUE LA TARDE ESTA CAYENDO,
PUES SIN TI A NUESTRO LADO
NADA HAY JUSTO, NADA HAY BUENO.
1 Caminamos solos por nuestro camino
cuando vemos a la vera un peregrino,
nuestros ojos ciegos de tanto penar
se nos llenan de vida, se nos llenan de paz.
2. Buen amigo, quédate a nuestro lado,
pues el día ya sin luces se ha quedado;
con nosotros quédate para cenar
y comparte mi mesa y comparte mi pan.
3, Tus palabras fueron la luz de mi espera
y nos diste una fe más verdadera;
al sentarnos junto a ti para cenar
conocimos quién eras al partirnos el pan
Otros cantos: No adoréis a nadie/ Nada te turbe/ Cantemos al amor de los amores/ Cerca de Ti Señor
2. HABLA EL SEÑOR
«Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre.
No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto
permanezca, a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: amaos unos a otros». Juan 15, 10-16
2.1 HABLA EL AMIGO
*Dices, Jesús, que nos amemos y ¿sabes? ¡Nos amamos! Pero a nosotros mismos
*Dices, Jesús, que nos amemos como Tú nos amas. ¡Cuánto cuesta hacerlo! Nuestro querer es un cariño con cuentagotas, a pequeñas dosis y mezquino: amamos cuando queremos, a quien queremos y cómo queremos
¿Este no es tu amor, verdad, Señor?
*Nos dices, Cristo, que hay que dar la vida por los amigos. En eso, Señor, estamos ciertos. Preferimos abrirnos a los cercanos, a los que nos comprenden, a los que piensan como nosotros. ¿Son estos los amigos a los que Tú, te refieres? Posiblemente no… ¿verdad, Señor?
*Nos llamas “amigos” ¿Cómo puedes responder con amor a nuestra traición? Hoy hemos humedecido nuestro pan en tu sangre convidada en el Cáliz…y mañana te negaremos. Hoy nos hemos sentado junto a Ti para comer tu Cuerpo….y pronto, por mucho o poco precio en la tienda del pequeño Judas que todos llevamos dentro…te venderemos. ¿Y aún nos llamas “amigos”?
*Nos has enseñado el camino que conduce hacia la eternidad. El paraíso que se alcanza con el amor. Nos has curado y alimentado, nos has infundido ilusión y fortaleza. ¿Cómo te hemos correspondido Señor? ¿Por qué añoramos tanto lo desconocido y, en cambio, somos tan desagradecidos contigo que nos has mostrado los secretos más íntimos de tu corazón? ¿Por qué Señor, vamos detrás de la falsedad poseyéndote a Ti que eres la fuente de la Verdad? ¿Nos escuchas, Señor?
* Y, aún así ¡nos has elegido, Señor! ¿Por qué será que pensamos que somos nosotros los que hemos decidido seguirte? ¿Por qué pensamos que, el rezarte o el celebrar la Eucaristía, dar una limosna o alabarte….es cosa nuestra y no inspiración tuya? A veces, Jesús, creemos que son favores con los que te agasajamos los hombres. Que no son gracia ni don llovidos del cielo…..perdónanos, por nuestra arrogancia, Señor.
*”Amaos” Déjanos, Señor, ver y saber, contemplar y descubrir la fuente inagotable de tu entrega y de tu amor. Sabemos que, en esta noche, algo grande va a ocurrir. Aquí, en tu presencia Señor, se alza un misterio entre Tú Dios; un abrazo entre el cielo y la tierra. ¿Nos dejas, Señor, estar al pie de este misterio?
2.2. HABLA EL SEÑOR
Solo os pido que os améis;
no hacen falta otras leyes ni otros ritos;
que os améis unos a otros,
que multipliquéis los encuentros, las ternuras,
los abrazos y los besos;
solo quiero que os beséis,
y que pongáis en común lo que tenéis, lo que sois;
que dialoguéis, os entendáis.
Solo quiero que os queráis.
Quiero amigos míos, que os sirváis,
que os lavéis los pies unos a otros,
que os acompañéis y os ayudéis a caminar;
que os curéis mutuamente las heridas;
que os perdonéis
y que no dejéis a nadie solo.
daos el tiempo que haga falta.
Regalaos mutuamente algún detalle,
cosas, gestos….lo que más os cuesta
como signo de amistad y de presencia,
como yo hice con vosotros;
que lleve vuestra marca y vuestro espíritu;
regalaos en todo a vosotros mismos,
como un pequeño sacramento
el amor es siempre gracia y presencia.
Ya solo vale el amor.
Pero como una condición,
una pequeña circunstancia
que debéis tener en cuenta:
que vuestro amor sea como el mío,
que os sirváis y que os améis,
como yo lo hice con vosotros.
Y nada más.
CANTO
Como el padre me amó yo os he amado
Permaneced en mi amor, permaneced en mi amor.
1.- Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis
compartiréis con alegría el don de la fraternidad.
2.- Si os ponéis en camino sirviendo siempre a la verdad,
fruto daréis en abundancia, mi amor se manifestará.
3.- No veréis amor más grande como aquel que yo os mostré
yo doy la vida por vosotros, amad como yo os amé.
4.- Si hacéis lo que os mando y os queréis de corazón
compartiréis mi pleno gozo de amar como El me amó.
Otros cantos: Os doy un mandato/ Al atardecer de la vida / Un mandamiento nuevo
2.3 SILENCIO PROLONGADO
3. HABLA LA IGLESIA
Soy tu Iglesia, Señor. ¿Recuerdas? Aquella que nació de tu costado. Aquella que, con unas llaves entregadas a Pedro, me dejaste la misión de unir en la tierra lo que atado quedaría en el cielo.
Hoy, como en tantos momentos de la historia, siento que soy perseguida y calumniada. Unas veces con razón, Señor, pero otras veces soy injustamente tratada.
Sí, Jesús; ya recuerdo que cuando me fundaste me dijiste que estarías siempre conmigo. Que no me faltaría tu presencia allá donde dos o más estuvieran reunidos en tu nombre. Que unos tratarían de aniquilarme por lo que digo y, otros, por lo que silencio. Pero ¿sabes, mi Señor? También yo, tu Iglesia, como Tú en esta noche…he tenido tentaciones de decir “pasa de mí este cáliz”.
En cuántos momentos, Jesús, ante situaciones de soledad; cuando me he quedo sola defendiendo lo que para Ti fue esencial (la vida, el respeto a los padres, la paz, la familia, el amor autentico sin trapicheos ni comercio)….en cuántos instantes, Jesús, pienso si no sería mejor que todo fuera como dice el mundo. Me evitaría sufrimientos…cicatrices…escupitajos e incomprensiones.
Entonces, te miro Señor, y comparado con lo que hicieron contigo…..veo que no tengo derecho a quejarme. Que como Iglesia, tu Iglesia, me tengo que acostumbrar a no ser más que el Maestro, a ser signo de contradicción, a ser perseguida por causa de tu Reino. ¡Pero es tan duro, y a veces tan sangriento, Señor!
3.1 HABLA JESUS A SU IGLESIA
Amada Iglesia. Acércate en esta noche, en que yo experimento tus mismas luchas, al calor de mi pecho. Quiero que me escuches.
¿Acaso yo te dije que tu camino iba a ser fácil? ¿Acaso no recuerdas que naciste de mi costado, pero de un cuerpo abierto y rodeado de soledad, traición, negación y humillaciones?
Querida Iglesia. No te asustes porque, algunos o muchos, digan “Cristo, si, Iglesia no”. Cuando yo vine al mundo, no lo olvides, mi nacimiento resultó indiferente; pocos se percataron de mi presencia. Otros, incluso, negaron que yo fuera el Mesías. “Si eres tú el Hijo de Dios…baja de la cruz”. Aquellas palabras, aún hoy, siguen hiriendo mis entrañas. El hombre, hoy como entonces, sigue retando a Dios. Siempre habrá excusas para no vivir como El quiere y, también a Tí, que fuiste fruto de mi costado sangrante, te esperan horas como las que yo estoy padeciendo.
Necesitarás purificación (eres cosa mía pero estás formada por gente de carne y hueso) y, en algunos momentos, persecución…pero, no lo olvides, en tu perseverancia y con tu persistencia lograrás ser aquello que yo te he confiado: mi recuerdo y mi Evangelio.
No lo olvides…..eres mi Iglesia. Te amo, te necesito. Cuento contigo a pesar de los pecados de algunos de tus miembros. ¿Y quién no está libre de pecado? ¡Decidme! ¿Sólo la Iglesia? ¡Qué distinto se ve todo, desde el cielo!
¿Qué a veces te sientes sola, desamparada, arrugada, avergonzada por la vida de algunos de tus miembros? ¡Adelante! Cuento contigo.
¿Acaso crees que yo no era consciente de la traición de Judas? ¿Acaso piensas que yo no intuía la triple negación de Pedro? Cerré los ojos, abrí el corazón….y, sin distinción, les entregué mi Cuerpo y mi Sangre.
Haz tú lo mismo, Iglesia mía, sigue cumpliendo tu misión de madre. Sigue engendrando hijos para el cielo.
CANTO
Todos unidos formando un solo cuerpo,
un pueblo que en la Pascua nació.
Miembros de Cristo, en sangre redimidos,
¡Iglesia peregrina de Dios!
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu
que el Hijo desde el Padre envió.
El nos empuja, nos guía y alimenta
¡Iglesia peregrina de Dios!
Somos en la tierra semilla de otro reino,
somos testimonio de amor.
Paz para las guerras y luz entre las sombras
Iglesia peregrina de Dios.
Todos nacidos en un solo Bautismo,
unidos en la misma Comunión,
todos viviendo en una misma casa,
¡Iglesia peregrina de Dios!
Todos prendidos de una misma suerte,
ligados a la misma salvación.
Somos un cuerpo, y Cristo la Cabeza,
¡Iglesia peregrina de Dios!
Otros cantos: Como brotes de Olivo/ Sois la semilla / Anunciaremos tu Reino
3.2. SILENCIO Y ADORACION
4. HABLA JESUS
«Jesús, dicho esto, elevó sus ojos al cielo y exclamó: Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique; ya que le diste poder sobre toda carne, que él dé vida eterna a todos los que Tú le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien Tú has enviado. Yo te he glorificado en la tierra: he terminado la obra que Tú me has encomendado que hiciera. Ahora, Padre, glorifícame Tú a tu lado con la gloria que tuve junto a Ti antes de que el mundo existiera. He manifestado tu nombre a los que me diste del mundo. Tuyos eran, me los confiaste y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me has dado proviene de Ti, porque las palabras que me diste se las he dado y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que yo salí de Ti, y han creído que Tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo sino por los que me has dado, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío, y he sido glorificado en ellos.» (Juan 17, 1-10)
5. ORACIÓN
*Gracias, Señor, por tu amor que nos salva. Porque, sin El, al mundo le faltaría lo más importante: el amor sin límites. ¡Gracias, Señor!
*Gracias, Jesús, por tu obediencia al Padre. Porque sin ella, tampoco nosotros, seríamos capaces de comprender tu cruel entrega. ¡Gracias, Señor!
*Gracias, Cristo, por tu silencio. Porque sin él, nuestra existencia sería sólo palabra. Tú, con pocas palabras, lo has dicho todo, lo has hecho todo. ¡Gracias, Señor!
*Gracias, Señor, por nuestra Iglesia. Por su rostro bello y por las arrugas que le salen de vez cuando. Sostenla con tu mano. Guíala con tu Espíritu. ¡Gracias, Señor!
*Gracias, Señor, por tu humildad. Porque, sin tu servicio, hubiéramos preferido en la vida ser señores a ser siervos, ser servidos a servir a los que nos rodean. ¡Gracias, Señor!
*Gracias, Señor, por tu Eucaristía. Porque, sin ella, caeríamos constantemente en el camino. Nos faltaría la comunión con el Padre, contigo y con el Espíritu. Nuestra vida cristiana….no sería lo mismo. ¡Gracias, Señor!
*Gracias, Señor, por compartir contigo estas horas de prueba. Porque, sin ellas, nuestra fe cristiana no tendría valor y sería excesivamente fácil de llevarla. ¡Gracias, Señor!
6. ORACIÓN
Señor, como tantas otras veces, hemos sentido el calor de tu presencia. Haz que, nuestra fidelidad a Ti, esté siempre por encima de otros deseos y de otros dioses que salen a nuestro encuentro.
Te damos las gracias, de todo corazón, por tu paso entre nosotros. Seguirte de cerca, escucharte y amarte ha sido un privilegio para todos nosotros.
No dejes, Señor, de subir a la cruz. Hazlo por nosotros. Necesitamos vida eterna y una Patria Celestial donde disfrutar de una fiesta pascual definitiva.
Acoge, Señor, la oración que Tú mismo nos enseñaste.
Padrenuestro…
Canto final: Cantemos al amor / Es mi cuerpo/ Vaso nuevo / No sé cómo alabarte
(**) Javier Leoz es Delegado Episcopal para la Religiosidad Popular Diócesis de Pamplona y de Tudela (Navarra-España)
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