¡Abre nuestros corazones, Señor! ¡Danos más confianza!
¡Ayúdanos a descubrir la integridad de tu amor,
el que salva y libera por tu misericordia!
¡Aleja de nosotros el miedo, Dios de bondad!
En esta vida temporal que Tú nos has dado, nos equivocamos a menudo;
y, en cualquier caso, pasamos por etapas muy difíciles,
con sufrimientos, problemas, decepciones y otras realidades duras.
¡Ven hasta cada uno de nosotros, buen Jesús, y transfórmanos desde dentro!
¡Danos la fortaleza que necesitamos para afrontar todos los malos momentos,
Hemos dicho varias veces que nos amas,
pero no hemos sabido valorar la presencia constante de este amor.
¡Envíanos el Espíritu Santo, para captar, en todas las situaciones de nuestra vida,
la musicalidad de la fe, para que podamos recibir el misterio de tu presencia, Señor,
como una llama de esperanza, como un aliento de paz y gozo,
como la mejor medicina espiritual contra el miedo!
Padre nuestro, ¡haz resplandecer desde el Cielo la luz de la vida sobre nuestro mundo!
Te damos gracias, porque tu comunicación con nosotros
nos permite contactar muchas veces contigo,
mediante la oración en grupo, en pareja o en familia,
también por la celebración de la Eucaristía
o por el simple hecho de acordarnos de que somos hijos tuyos.
Señor, ¡gracias por tu presencia
desde el amor de aquellas personas que más nos quieren!
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