03 marzo 2017

Jesús es llevado por el Espíritu para ser tentado por el diablo

Resultado de imagen de Jesús ayuna cuarenta días y es tentado
Señor Jesús,
estamos comenzando el tiempo de cuaresma, camino para la Pascua,
en la que celebraremos tu victoria
sobre la muerte y el pecado.
Es el hecho más importante y trascendental para la historia de la humanidad.
Tú, Señor Jesús, venciste a la muerte y al mal, al pecado,
que tantos estragos causa en nuestro mundo.
Con tu victoria apareció una ventana de luz limpia, un mundo nuevo comenzó.

En este primer domingo de cuaresma la Iglesia nos recuerda que Tú, Señor Jesús, fuiste llevado al desierto por el Espíritu.
Allí, y a lo largo de toda tu vida, muchas veces fuiste tentado.
Pero… pero…el tentador fracasó, el tentador no pudo contigo, venciste todas las tentaciones.

Gracias Jesús
porque supiste resistir, vencer.
Tres tentaciones tuyas nos presenta hoy
el Evangelio. Tentaciones, todas ellas,
en torno a la manera de entender tu mesianismo

Era el comienzo de tu vida pública
y fuiste tentado sobre tu manera de realizar la obra del Padre.
Tentaciones que perduraron
a lo largo de tu vida en este mundo.

Esta cuaresma, como cada día,
seguro que para nosotros será un tiempo de prueba en el que tendremos la oportunidad de mostrar nuestra fidelidad a tu seguimiento.

Como en tu caso, Señor Jesús, no puedo dejar de pensar que también el Espíritu nos acompaña y nos hace fuertes para no caer en la tentación. El Espíritu, el abogado, nos acompaña
¿Por qué no recurrimos a Él con más frecuencia?

Yo, también, Señor Jesús, soy tentado y muchas veces.
¿Cuáles son mis tentaciones?:
Tengo pereza, impaciencia, y mucha rutina. A veces me veo envuelto en la crítica,
a lo mejor por envidias.
Veo que el desánimo me rodea
y que la tibieza y el egoísmo están al acecho. Tal vez en ocasiones pretendo aparentar
y me dejo llevar por la ley del mínimo esfuerzo. Noto que en ocasiones digo y propongo
lo que no hago. No soy coherente. Experimento que me falta fe en la Iglesia.

Me cuesta salir, ir al encuentro, buscar, estoy demasiado encerrado en mis cosas. A veces soy cobarde para interpelar
y anunciarte a Ti y a tu mensaje. Hay, en ocasiones, desorden en mi vida, podría hacer más de lo que hago. Podría vivir más como hijo de Dios Padre y hermano de todos. etc. etc.

Señor Jesús, somos tentados a diario
para dejar tu proyecto y seguir otro camino. Tentados para ser menos exigentes
y más condescendientes con un seguimiento tuyo a distancia.
Pasamos a diario por la misma experiencia tuya. Lo que sucede es que nosotros,
en ocasiones, caemos en la tentación mientras que Tú permaneciste siempre fiel.
Esa es la diferencia, que es mucha.

Tú, Señor Jesús, bien sabías nuestra condición. Por eso nos dices que le pidamos a Dios con frecuencia: “no nos dejes caer
en la tentación” y añades “y líbranos de mal”.

Perdón, Señor Jesús, de todas mis caídas. Perdón de todas las caídas de la humanidad.
Gracias, Señor Jesús,
de todas las veces que con tu ayuda he resistido a la tentación y me he unido a tu victoria.

Gracias, Señor Jesús,
de todas las veces que las personas hemos sabido resistir a las múltiples tentaciones del maligno.
Hoy, como Tú hiciste,
hay muchas personas que resisten y vencen, con la ayuda del Espíritu,
a las múltiples tentaciones.

Ayúdanos, Señor Jesús,
a no caer en la tentación.
Ayuda a todos, especialmente,
a los que se ven más débiles,
ayuda a los que tienen menos capacidad
de resistencia a la tentación,
ayuda a los que viven en ambientes más duros.

Gracias, Señor Jesús.

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