Sin llamarle, sin haber pensado siquiera en él,
sin saber muy bien quién es, sin tener ojos para verle…,
alguien viene, pasa junto a nosotros, se fija
y se sienta a nuestro lado para estar con nosotros, los hombres.
Alguien viene, y tiene tantas cosas
que cambiar dentro de nosotros y en nuestro entorno…
No viene para que todo siga igual ni para hacer silencio a nuestro lado;
viene porque es posible ser de otra manera,
tener vista y vida, levantarse y caminar,
ser personas nuevas, dejar la ceguera
Alguien viene, nos dirige su palabra,
una palabra que comprendemos porque es clara,
afecta a nuestras miserias, cura viejas heridas
y deshace tantos insoportables esfuerzos y montajes…
Viene desde la cercanía de Dios a encontrarse con nosotros
y a abrirnos los ojos para que conozcamos su rostro
y nunca más tengamos miedo.
Viene y sólo nos pide lavarnos,
creer en él y cambiar de bando,
para tener lo que más anhelamos.
Ulibarri, FI.
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