5º Domingo de Cuaresma
2 de Abril, 2017
Lecturas: Ezequiel 37, 12-14; Salmo 129; Romanos 8, 8-11; Juan 11, 1-45
Jesús Resucita a Lázaro
Había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. Esta María, que era hermana de Lázaro, fue la que derramo perfume sobre los pies del Señor y los seco con sus cabellos. Así pues, las dos hermanas mandaron a decir a Jesús: Señor, tu amigo esta enfermo. Jesús al oírlo dijo: Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la gloria de Dios, y también la gloria del Hijo de Dios. Aunque Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro, Cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedo dos días más en el lugar donde se encontraba. Después dijo a sus discípulos: Vamos otra vez a Judea. Los discípulos le dijeron: Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá? Jesús les dijo: ¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz que hay en este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la luz. Después añadió: Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarlo. Los discípulos le dijeron: Señor, si se ha dormido, es señal de que va a sanar.
Pero lo que Jesús les decía es que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño natural. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto. Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para ustedes, para que crean. Pero vamos a verlo. Entonces Tomas, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: Vamos también nosotros para morir con él. Al llegar, Jesús se encontró con que ya hacia cuatro días que Lázaro había sido sepultado. Betania se hallada cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros; y muchos de los Judíos habían ido a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedo en la casa. Marta le dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo se que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas. Jesús le contesto: Tu hermano volverá a vivir. Marta le dijo: Si, ya se que volverá a vivir cuando los muerto resuciten, en el ultimo día. Jesús les dijo entonces: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mi, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía esta vivo y cree en mi, no morirá jamás. ¿Crees esto? Ella le dijo: Si, Señor, yo creo que tu eres el Mesías, el Hijo de dios, el que tenia que venir al mundo. Después de decir esto, Marta fue a llamar a su hermana María, y le dijo en secreto: El Maestro esta aquí y te llama. Tan pronto como lo oyó, María se levanto y fue a ver a Jesús no había entrado todavía en el pueblo; estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él, Al ver que María se levantaba y salía rápidamente, los judíos que estaban con ella en la casa, consolándola, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar. Cuando María llego a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Jesús al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundamente y se estremeció, y les pregunto: ¿Dónde lo sepultaron? Le dijeron: Ven a verlo, Señor. Y Jesús lloro. Los judíos dijeron entonces: ¡Miren cuanto lo quería! Pero algunos de ellos decían: Este que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera? Jesús, otra vez muy conmovido, se acerco a la tumba. Era una cueva, cuya entrada estaba tapada con una piedra. Jesús dijo: Quiten la piedra. Marta, la hermana del muerto, le dijo: Señor, ya ha de oler mal, porque hace cuatro días que murió. Jesús le contesto: ¿No te dije que, si crees, veras la gloria de Dios? Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo se que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que esta aquí, para que crean que tu me has enviado. Después de decir esto, grito: ¡Lázaro, sal de ahí! Y el muerto salió, con las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta en un lienzo. Jesús les dijo: Desátenlo y déjenlo ir. Por esto creyeron en Jesús muchos de los judíos que habían ido a acompañar a María y que vieron lo que él había hecho. (Juan 11, 1-45)
Reflexión
¿Cómo se imaginan la escena del evangelio de hoy? ¿Han tenido la experiencia en sus familias de alguien que haya muerto? ¿Cómo reaccionaron los adultos?
¿Qué palabras de consuelo oyeron o recibieron?¿Han ido alguna vez a dar el pésame a alguien?¿Qué piensan de la historia de Lázaro saliendo de la tumba? ¿Crees como Marta y María que Jesús puede resucitar a Lázaro? ¿Que dice y que hace la gente cuando ve salir a Lázaro? Jesús demuestra que tiene poder para resolver Incluso las cosas más imposible. ¿Confías tu en que Jesús te puede ayudar cuando crees que las cosas ya no tienen arreglo? Jesús comparte las penas de los seres humanos, pero nos da fuerza para la muerte con esperanza. Compartir.
Actividad
Traigan al grupo papel en blanco. Pídanles a los niños que escriban una nota de pésame para confortar a Jesús por la muerte de su amigo Lázaro.
Luego escribe una oración donde le cuentas algo que te preocupa mucho y que te parece muy difícil de solucionar.
Hazle ver que El te puede ayudar a resolver esto. Compartir todas las oraciones.
Oración
Señor, ayúdanos a decirte con Marta, que sabemos que tienes poder para darnos vida. Ayúdanos a salir de las tumbas de nuestros egoísmos y a caminara hacia ti, Amen.
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