22 enero 2017

El seguimiento cristiano, reflexión

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1. Aunque tradicionalmente se ha hablado de imitación («La imitación de Cristo»), hoy se prefiere hablar de seguimiento. No se trata de copiar materialmente la vida de Jesús, sino de asumir su personalidad y su causa para hacerla presente hoy en las condiciones actuales. El seguimiento exige la donación total de la persona al servicio del Señor en el dominio de la praxis total liberadora. Seguir al Señor es entrar en la vida de su comunidad para construir con su ayuda y nuestro esfuerzo el reino de Dios en este mundo.
2. Jesús invita con autoridad a dos parejas de hermanos a que le sigan con radicalidad. Jesús mira y llama; es él quien tiene la iniciativa. Pero no todas las llamadas fueron correspondidas.

3. En el primer marco evangélico de la invitación al seguimiento, después del martirio de Juan y de la primera proclamación del reino de Dios por Jesús, se unen tres palabras: seguimiento, negación y cruz. No basta con negar o abandonar: eso es una condición para ser libres Tampoco es suficiente el sacrificio: es la dimensión costosa de una vida generosa y entregada. Lo decisivo es el seguimiento. El abandono de las cosas y la asunción de la cruz son criterio de discernimiento. Los discípulos de Jesús lo siguen desde el primer momento de su llamada.
4. Para entender el seguimiento cristiano es preciso tener en cuenta el programa evangélico que refleja Mateo: Jesús se retira y se encarna en su pueblo, proclama la llegada del reino y llama a sus discípulos para que realicen la obra. Seguir a Jesús entraña recorrer, proclamar, enseñar y curar.
REFLEXIÓN CRISTIANA:
¿Reconocemos hoy en la Iglesia a los seguidores de Jesús? 
¿Por qué nos cuenta tanto seguirlo?
Casiano Floristán

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