MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid, todos, nuestra más cordial bienvenida a la Eucaristía. Celebramos hoy la fiesta del Bautismo del Señor. Hace dos días, el viernes, veíamos al Niño, en el pesebre de Belén, adorado por los Magos. Hoy, le contemplamos ya adulto, y se va a someter al bautismo de penitencia de Juan, que Él, obviamente, no necesita. Terminamos, además, el Tiempo de Navidad y mañana iniciamos la primera parte del Tiempo Ordinario que nos llevará a la cuaresma que iniciaremos el 1 de marzo con el Miércoles de Ceniza. Hemos de ver, hermanos y hermanas, en el Bautismo del Señor nuestro propio bautismo pues, en ambos, el Espíritu nos anima a la misión de ayudar y salvar a los hermanos. Comencemos con alegría la celebración.
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
1.- Nuestra primera lectura de hoy –como la mayoría de las primeras que hemos escuchado a lo largo del Tiempo de Navidad—procede del Libro del Profeta Isaías, y es de una belleza muy especial. Nos describe al Mesías como lo es siempre Dios, que no llega en el viento impetuoso, sino en el susurro. No romperá la caña tronchada, dice. Es un bello retrato de Jesús que hemos de escuchar con especial atención.
3.- El Salmo 28 nos muestra la fuerza y majestad de Dios. Y desde su poder ofrece la salvación a su criatura predilecta: al hombre, a la mujer. El versículo responsorial nos lo explica todo. El Señor nos bendice que la paz.
2.- La segunda lectura es del capítulo 10 del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Y es Pedro quien describe ahora a Jesús: pasó su vida haciendo el bien y liberando a los oprimidos por el diablo.
3.- Mateo nos presenta la escena del bautismo del Señor. Juan no quiere bautizar a Jesús porque sabe que no tiene pecado, pero el Señor se presta al bautismo como un pecador más. Y es Juan --y todos los presentes-- quien va a ver y oír la fuerza de la Trinidad, del Dios uno y Trino.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Como de costumbre os proponemos hoy una nueva oración del Padre Leoz para estos momentos finales de la Eucaristía.
¡GRACIAS, DIOS Y PADRE!
Porque al bajar Jesús al río Jordán
tienes sed de nosotros,
de nuestro amor y de nuestra generosidad
de nuestra conversión y de nuestro corazón
Porque no dejas de buscarnos:
Lo hiciste en Belén
Lo hiciste con ángeles pregonando la Navidad
Lo hiciste con una estrella buscando a los Magos
Lo harás, dejando a tu Hijo, clavado en una cruz
Lo harás siempre que sea necesario, Señor
Por el hombre…todo
Eres así, Dios y Padre
Siempre ofreciendo amor al hombre
¡GRACIAS, DIOS Y PADRE!
Exhortación de despedida
Con alegría salgamos del templo. Hemos terminado un nuevo periodo de Navidad y nos adentramos en el Tiempo Ordinario, camino de la Cuaresma. Así es la Iglesia, así es la liturgia, no para, siempre en marcha para encontrar los caminos de Jesús.
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