24 diciembre 2016

La Misa de la Natividad del señor

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Fiesta de Navidad – Ciclo A
25 de diciembre de 2016
Lectura del libro de Isaías (52,7-10)Sal 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6
Lectura de la carta a los Hebreos (1,1-6)
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18)
Mirad que hermosos sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz
“Mirad que hermosos sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz”, mirad que hermoso encontrarse con los que vienen de lejos, mirad que hermoso compartir con quien no tiene, mirad que hermoso visitar a quien está solo, mirad que hermosos una madre y su hijo recién nacido, mirad que hermoso… que hoy es Navidad, hoy es el día para la ternura, para la alegría, para la esperanza. Hoy nos recordamos que nuestro Dios nos quiere, nos quiere tanto que se hace uno de nosotros. Hoy nos recordamos que hay esperanza, que Dios no nos deja sino que está a nuestro lado y ese es el mejor regalo, el único y verdadero regalo. Hoy la Palabra es capaz de iluminar todas las tinieblas, hoy la Palabra definitiva ha sido pronunciada y caldea nuestros corazones. Hoy, Dios ha hablado de nuevo a todos los hombres y nos ha vuelto a hablar a cada uno… Escucha, contempla, que hoy es Navidad.

De muchas formas habló Dios al mundo
Celebramos hoy el misterio de la encarnación, el Misterio de nuestro Dios que, como nos dice la carta a los Hebreos, ha hablado definitivamente en el Hijo. Es en Jesús donde Dios se ha dado a conocer y no lo hizo con grandes discursos sino con palabras sencillas y símbolos claros que nos hablan de un Dios que ama a los hombres y de un modo muy especial a los últimos, que frente a las dificultades de la vida viene a traer la esperanza, que frente a los conflictos a que asolan nuestro mundo quiere la paz, que frente a los sufrimientos y la soledad de tantos es presencia cercana y encarnada. Y nuestro Dios sigue hablando hoy, sigue hablando en esos gestos sencillos pero llenos de contenido que hace nuestro Papa Francisco al desayunar el día de su cumpleaños con un grupo de indigentes, sigue hablando en todas las personas de buen corazón que ayudan de una manera u otra en cada campaña solidaria que se realiza en estos días o a lo largo del año, sigue hablando en tantos que tiran para delante de sus familias en medio de las dificultades, sigue hablando en tanto bien que se hace aunque no salga en los periódicos.
Y la Palabra se hizo carne
Celebramos hoy que la vida de Dios se entreteje con la nuestra. Así nos lo ha recordado el comienzo del evangelio de Juan… Y la Palabra se hizo carne. Dios se ha hecho uno de los nuestros y por tanto nos es tan cercano, por eso carga con toda nuestra limitación y nuestros sufrimientos. Celebrar la Navidad es dejar la puerta abierta al Misterio de Dios que nunca llegamos a atrapar del todo pero que siempre está ahí presente, es reconocer que nuestra vida es también la vida de Dios, es recordar que la luz, el bien, la alegría dan sentido a nuestras vidas y son capaces de espantar los fantasmas y los miedos de un mundo que a veces vive sumido en tinieblas y en dolor.
Estamos hoy aquí reunidos como comunidad, cada uno venimos con nuestra historia, con nuestras vidas, y en cada una de ellas es Dios quien quiere vivir, quiere que le hagamos un hueco en nuestro día a día… Estamos a punto de cerrar un año que ha pasado y de abrir uno nuevo. Pidámosle al Príncipe de la Paz, al niño de Belén que nos haga llevar a nuestras vidas su Luz y que seamos capaces de recibirle y de hacerle nacer cada día.
Feliz Navidad, hoy es día de alegría y esperanza porque los confines de la tierra han contemplado la gloria de nuestro Dios.
Pedro Hernández, sdb

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