24 noviembre 2016

I Domingo de Adviento: ¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

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Iniciamos el Adviento, el tiempo que sirve para preparar la celebración de la Navidad y con el recuerdo de la primera venida de Dios hecho hombre, reflexionar y estar preparados para las dos siguientes venidas de Dios: al final de la vida de cada uno y al final de los tiempos. Por eso el Adviento es tiempo de preparación y esperanza. Y en la lectura de hoy, Cristo nos dice claramente cómo hemos de prepararnos: con oración y mortificación, es decir, dominando nuestras tendencias al pecado.

No se trata de preparar la Navidad sólo con arbolitos, esferas, adornos, dulces y regalos. No. La preparación que busca Cristo en nosotros es más profunda. Él quiere que reconozcamos nuestras faltas, nos arrepintamos de ellas, nos confesemos, oremos, comulguemos y tratemos de vencer eso que nos aleja de él.
La alegría que nos produce la Navidad debe notarse en nuestra forma de vivir: alegre, limpia y de entrega a los demás.
El Adviento nos ayuda, mediante la oración, a recordar la necesidad de cambiar de vida, de convertirnos. Llenemos nuestras casas y nuestras calles de adornos espirituales: fe, perdón, ayuda, sonrisas, tolerancia… (Limpiemos nuestra alma desechando antojos, egoísmos, soberbias, envidias…)
¿Cuáles son esas cosas que me alejan de Dios y que debo proponerme dominar en este Adviento? ¿Cuándo y de qué debo confesarme?

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