08 septiembre 2016

Domingo 11 septiembre: Moniciones 3


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Buenos, días, tardes, noches. Hoy la Iglesia quiere recordarnos la misericordia y el gran amor que Dios tiene para con nosotros. Ya en el antiguo testamento, por intercesión de Moisés, Dios mostró su misericordia. Hoy, en la persona de Cristo, vemos el amor infinito de Dios que nos busca siempre para darnos más vida. El ser humano debe recrearse en la imagen de Dios, que es, entre otras cosas, un Dios perdonador. Celebremos el misterio de la misericordia divina en esta Eucaristía dominical. De pie, para recibir a los ministros cantando alegremente.



Primera lectura: Éxodo 32, 7-11. 13-14 (El Señor se arrepintió de su amenaza)

La primera lectura, tomada del libro del Éxodo, nos presenta a Israel, pueblo débil e inconstante, adorando y danzando ante un becerro de oro. Dios perdona al pueblo en atención a las súplicas de Moisés. Escuchemos.


Segunda lectura: I Timoteo 1, 12-17 (Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores)

San Pablo, en su primera carta a su amigo Timoteo, alaba la misericordia de Dios. El apóstol es un testigo excepcional del misericordioso amor de Dios con el hombre pecador. Pongamos atención.


Tercera lectura: Lucas 15, 1-32 –breve: 1-10 (Parábolas de la misericordia)

En el texto evangélico de hoy, san Lucas nos ofrece tres parábolas (la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo) sobre la misericordia de Dios. Escuchemos estas conocidas parábolas, y hagámoslas práctica en nuestras vidas. De pie, por favor, para cantar el Aleluya.


Oración Universal:

1. Por el Papa, los Obispos, sacerdotes y diáconos, para que sean signo de la misericordia de Dios en el mundo, por su espíritu de perdón y reconciliación. Roguemos al Señor.

2. Por aquellos que han abandonado la Iglesia, para que regresen arrepentidos y experimenten la misericordia de Dios. Roguemos al Señor.

3. Por los cristianos para, que olvidando las ofensas, concedan el perdón sin rencor y con profunda alegría. Roguemos al Señor.

4. Por los creyentes, para que no den culto a los dioses falsos, ni al oro, ni a la riqueza, antes bien, reconozcan agradecidos los beneficios de Dios. Roguemos al Señor.

5. Por nosotros los aquí reunidos, para que continuemos realizando con nuestro prójimo las obras misericordiosas de Cristo. Roguemos al Señor.


Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 572)

Hoy salta de gozo nuestro corazón y bendice, Dios Padre,
porque Jesús fue acusado de acoger a los pecadores y marginados.
En las parábolas de la misericordia Él nos dejó una radiografía
de tu corazón compasivo de padre que sale al encuentro de todos,
y se alegra mucho más por haber recuperado a la oveja perdida
que por otras noventa y nueve que ya están en casa.

Danos, Señor, una participación de tu amor, que no margina
a nadie, sino que se hace el encontradizo con todo necesitado.
Siguiendo el ejemplo de Jesús, queremos servir a los hermanos
con alegre sonrisa, compartiendo sus angustias y esperanzas
para recorrer con ellos el camino que nos lleva hasta ti.

Amén.

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