Publicado en Aciprensa
El P. Firas Lufti, vicepárroco del Colegio de Tierra Santa de los padres franciscanos en Alepo (Siria) informó que debido a los combates cerca de 100 personas se han refugiado en su convento, donde especialmente los jóvenes han podido encontrar “la fuerza para vivir y esperar un futuro mejor”.
En los últimos días el ejército sirio, apoyado por la fuerza aérea rusa, ha rodeado Alepo y cortado la principal vía de acceso. Sin embargo, continúan los combates con grupos como Fath al-Sham –nuevo nombre de Al Nusra, que a fines de julio rompió con Al Qaeda– y otros grupos rebeldes, que han lanzado una contraofensiva.
En declaraciones a Radio Vaticana, el P. Lufti explicó que “de un lado el ejército sirio oficial con sus aliados están cercando la ciudad de Alepo para hacer frente a la avanzada de los yihadistas” y “se sienten los bombardeos día y noche y por tanto no se duerme”. “No hay paz en la ciudad. La gente tiene verdaderamente miedo”, afirmó.
El sacerdote, que llamó la atención a quienes teniendo poder no paran la guerra, dijo en su convento han acogido a unas cien personas.
En el convento, indicó, los jóvenes han encontrado un lugar donde distraerse con el deporte. “Hay disparos, pero es muy conmovedor ver un poco la alegría de estos jóvenes, la fuerza de poder vivir y de esperar un futuro verdaderamente mejor”. Sin embargo, expresó su preocupación por los niños.
El P. Lufti indicó que en Alepo se han quedado los más pobres, porque cuando comenzó la guerra hace unos cinco años, quienes tuvieron los medios dejaron la ciudad.
“Ahora en Alepo viven los más pobres. Buscamos ir a su encuentro, no solo ofreciendo comida, agua”, sino también “abriendo este espacio de acogida, de asistencia espiritual y psicológica. La gente de Alepo tiene tanta necesidad de ser escuchada”, señaló.
En ese sentido, aseguró que estas personas encuentran en el convento “este espacio de afecto, de paternidad y maternidad”. “Diría que el Señor no nos deja solos si hay un poco de consolación y de fuerza para seguir adelante, porque el Señor está y es Él el Señor de la esperanza, que nos ayuda a resistir y a esperar esta resurrección después del periodo de la pasión y de la muerte”, afirmó.
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