31 agosto 2016

Próximos domingos: La senda de la misericordia

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A lo largo de los domingos 10º a 22º del T.O., Ciclo C hemos recorrido “gran camino” de Jesús a Jerusalén recibiendo de Jesús, de la mano del evangelio de Lucas, “el pan cotidiano de la misericordia”: el pan de la mirada (domingo 11º), el pan de la renuncia (domingo 12º), el de la no violencia (domingo 13º), de la paz (domin­go 14º), de la mano tendida (domingo 15º), de la acogida (domingo 16º), de la disponibilidad (domingo 17º), de la solidaridad (domingo 18º), de la responsabilidad (domingo 19º), del riesgo (domingo 20º), del amor al prójimo (domingo 21º) y de la gratuidad (domingo 22º).
Seguimos ahora recorriendo ese mismo ca­mino a lo largo, esta vez, de los domingos 23º a 34º de este T.O. del Ciclo C, de la mano de nuevo del evangelio de Lucas.
Un camino que no es único ni igual para todos, aunque conduce, sin lugar a dudas al mismo término de Cristo Rey de la misericordia, llamada a extenderse por todo el universo, sien­do la Iglesia semilla del Reino. Ese camino se recorre por diversas “sendas” en las que tienen cabida múltiples maneras de seguir a Jesús, que siempre va delante de nosotros: «Marchaba por delante, subiendo a Jerusalén » (Lc 19,28).
Domingo a domingo recorreremos estas di­ferentes sendas, animados también por diver­sos testigos que ya las recorrieron y nos invitan a cada uno de nosotros, desde nuestra propia y personal manera de ser, a hacerlas propias en seguimiento de Jesús.

  • La senda DE LA SENSATEZ (domingo 23º)
  • La senda DE LA GRATUIDAD (domingo 24º)
  • La senda DE LA CREATIVIDAD (domingo 25º)
  • La senda DE LA SENSIBILIDAD (domingo 26º)
  • La senda DE LA CONVICCIÓN (domingo 27º)
  • La senda DEL AGRADECIMIENTO (domingo 28º)
  • La senda DE LA CONSTANCIA (domingo 29º)
  • La senda DE LA AUTENTICIDAD (domingo 30º)
  • La senda DEL “ENCUENTRO” (domingo 31º)
  • La senda DE LA SANTIDAD (todos los santos)
  • La senda DEL AMOR A LA VIDA (domingo 32º)
  • La senda DE LA FIDELIDAD (domingo 33º)
Y concluimos con la fiesta Cristo Rey de la mi­sericordia (domingo 34º). Cada domingo, pues, ofrecemos el sentido de cada “senda” y su rela­ción al evangelio del día, uno o dos testimonios o textos, y una oración. Al estar en el “tiempo ordinario”, no es preciso abundar en gestos, sím­bolos, etc., pero los testigos pueden ayudarnos a concretar actitudes y siempre son un acicate para nuestras vidas. Ellos, en definitivas, son muestra de la “santidad” que suponen las bienaventuranzas, como leeremos en la Solemnidad de Todos los Santos.
EL “TIEMPO ORDINARIO”
Éste es el tiempo ordinario,
el tiempo menudo y sin novedad
de las cosas que se hacen todos los días
mientras hacemos tiempo y caminamos.

Es un tiempo bajito, casero, campechano,
que nos recibe en zapatillas
y nos ofrece una copa …
aunque la etapa haya sido monótona.

Es el tiempo perdido y hallado
en el templo, en la calle, en el trabajo…
Es el pozo del tiempo,
lo que queda pendiente
cuando tachamos la agenda.

Éste es el tiempo de todos los trabajos,
de todos los amores, de todos los sueños,
de todas las rutinas, de todos los vientos…

Es el tiempo ordinario,
conducido por el Espíritu, de buen grado,
para que sea semilla y primicia
del reino de Dios que anhelamos.

¡A vivirlo y disfrutarlo!
No te apees nunca de él.
Llénalo de buenas noticias.

Florentino Ulibarri
El canto que nos ofrece Antonio Alcalde “Amaos unos a otros”, tiene una incidencia directa en el tema de la misericordia. No se trata de un amor cerrado sobre nosotros mismos, sino una frater­nidad abierta, que sale a la calle movida por ese mismo amor de Dios, concentrado en la Eucaris­tía, para “luchar por un mundo mejor”, para “ver en el rostro del hombre el rostro vivo de Dios”, especialmente en quienes sufren, en el dolor.
Puede cantarse cualquier domingo, pero es­pecialmente los domingos 23º (caridad sensa­ta), 25º (caridad creativa), 36º (la sensibilidad) y 31º (el “encuentro”).
AMAOS UNOS A OTROS
VIVID CON ALEGRÍA
EL MANDATO DEL SEÑOR:
“AMAOS UNOS A OTROS”,
COMO NOS AMA EL BUEN DIOS.

Vosotros, que sois mis amigos,
luchad por un mundo mejor,
y ved en el rostro del hombre
el rostro vivo de Dios.

Reunidos en torno a la mesa,
comiendo de un mismo pan,
formamos el Cuerpo de Cristo,
la nueva humanidad.

Llevad mi palabra al que sufre,
llevad el consuelo al dolor,
comed este pan que os reparto,
vivid en mutuo amor.

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