19º. DOMINGO ORDINARIO, ciclo C
Fray Gerardo Sánchez Mielgo
Donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
Primera lectura: (Sb 18,6-9)
Marco: El contexto es una reflexión sobre la Sabiduría en la historia de Israel (c. 10-19). Se trata de “meditaciones catequéticas” de carácter midrásico que interpretan los acontecimientos históricos del pasado con una visión nueva.
Reflexiones
1ª) ¡En la celebración pascual se actualiza el propósito liberador de Dios!
Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes y la perdición de los culpables… El autor evoca los acontecimientos de la noche de la liberación de Egipto. Interpreta midrásicamente*, es decir, con la intención de adoctrinar a sus contemporáneos intentando actualizar la significación de aquellos hechos. El autor de este libro entiende que aquel gesto fue una expresión de la delicada providencia de Dios para con su pueblo. Dios actuó de manera admirable y misteriosa a la vez. La celebración pascual judía actualizaría siempre aquel prodigio del poder de Dios. Se convirtió para Israel en un memorial de las gestas de Dios que evocaba el pasado, actuaba eficazmente en el presente y aseguraba el futuro. El acontecimiento actualizado en la celebración es un sacramento total de Israel abarcando toda su historia.
2ª) ¡Todos los santos eran solidarios en los peligros y en los bienes!
A partir de la alianza de Dios con su pueblo, todos sus miembros quedan mutuamente comprometidos a interesarse por los asuntos de cada uno y de todos. Y esto no sólo en la prosperidad sino también, y sobre todo, en la adversidad. Según la mentalidad antigua los derechos y deberes de la familia, del clan, o de la tribu son sagrados quedando todos comprometidos a ser go´él (vengador de los derechos inalienables) de cada uno y del conjunto. Dios será llamado más de una vez en la Escritura el Go´el de su pueblo que le defiende y toma cumplida venganza de sus enemigos. Aún hoy, entre los orientales, se vive esta misma realidad solidaria de los miembros de una misma tribu, familia o clan. La Pascua sería siempre un acontecimiento y un signo del pueblo que nace, por eso será la fiesta de familia por antonomasia y la fiesta de todo el conjunto del pueblo de Dios. Es necesario recuperar el sentido de corporación solidaria en las celebraciones que realizamos. La celebración del misterio de Jesús lleva consigo la renovación de un itinerario común y de un compromiso fraterno convincente.
Segunda lectura: (Hebreos 11,1-2.8-19)
Marco: El autor insiste en tres realidades: la realidad gloriosa de Jesús Sumo Sacerdote y Mediador; una exhortación para alentar y consolar a los cristianos perseguidos como lo fue Jesús; una afirmación firme de la solidez de la esperanza cristiana.
Reflexiones
1ª) ¡Esperar contra toda esperanza y por encima de todo fracaso!
La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve. En la vertiente histórico-salvífica de Hb 11 se comprende la virtud de la esperanza este autor. En los acontecimientos de la historia de Israel descubre que la actuación de Dios es segura y garantía de los que creen en Él. La fe, como adhesión personal al Dios Personal que se revela, va inseparablemente unida a la esperanza en un Dios omnipotente y bondadoso. De este modo la esperanza aparece como una virtud dinámica que pone en movimiento a todo un pueblo y a cada uno de sus miembros con la seguridad de conseguir aquello que se les promete. Ahora el autor lo traslada a los discípulos de Jesús para exhortarles a vivir en la esperanza y seguridad en medio de las persecuciones. Los cristianos vivían, en sus comienzos, amparados por el reconocimiento del judaísmo como religión lícita y reconocida en el Imperio. Cuando se produce la ruptura, los cristianos quedan desprovistos de este paraguas protector y son perseguidos por los judíos, de los que se separan, y por los romanos, que no los reconocen. Esto lleva consigo extorsiones de todo género, atropellos, confiscación y despojo de sus bienes.. Jesús pasó por dificultades y persecuciones pero ahora se encuentra glorioso en el cielo y realiza la tarea de Mediador de todos ante el Padre. Nunca ha sido fácil pertenecer al grupo de los seguidores de Jesús.
Evangelio: (Lucas 12,32-48)
Marco: Proseguimos el viaje a Jerusalén. Las ideas centrales de este fragmento podrían ser: la solicitud que Dios tiene de nosotros y la invitación a la vigilancia y a la fidelidad.
Reflexiones
1ª) ¡El peregrino ha de estar siempre vigilante y a punto para emprender la marcha!
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas… La cintura ceñida es la imagen del caminante y del peregrino siempre dispuesto a ponerse en marcha (cf. Ex 12). La otra imagen indica la espera de algún personaje importante. Mantienen las lámparas encendidas los que esperan al novio para las bodas (recuérdese la parábola de las 10 muchachas que leemos en Mt 25,1-13). Las imágenes en ambos autores reflejan la premura y lo imprevisible de la puesta en marcha. Por eso hay que estar siempre a punto. Evidentemente aquí estamos leyendo varias realidades a la vez. La más importante es que Jesús volverá de nuevo glorioso, pero la Iglesia primitiva no recibió información del Maestro acerca del día concreto y la hora. El Señor no admite rivales, por tanto quien quiera participar de su gloria al final, debe colocarlo ahora en el centro de la vida mientras va de camino. Renunciar a todo y ponerse en camino detrás de él son condiciones para el seguimiento que sólo las ha exigido Jesús (no sabemos de ningún rabino que lo hubiera hecho nunca), porque sólo Él garantiza el destino final del hombre. Hoy como ayer, no podemos entreteneros en otros negocios que entorpezcan el principal. Sólo cabe una interpretación de lo temporal adecuada y correcta, a saber, partir de la esperanza del futuro. Ciertamente se exige un compromiso serio con lo temporal, pero entendido como una etapa previa de la construcción del definitivo Reino de Dios. Se produce así una tensión entre la temporalidad y la eternidad, entre la esperanza cristiana y el compromiso serio por lo temporal que compartimos con los hombres.
2ª) ¡Son declarados dichosos los que son capaces de vigilar siempre!
¿Qué quiso decir Jesús? Una advertencia velada a sus discípulos sobre el futuro. Pero cuando el evangelista lo ha introducido en su relato está pensando en la vuelta gloriosa del Hijo del hombre, en la Parusía que tan ardientemente era esperada en la Iglesia primitiva. Pero, cuando Lucas escribe, esta espera ha perdido fuerza en el sentido de inmediatez y en su aspecto de acontecimiento escatológico. Lucas piensa que el Hijo del hombre volverá, pero más tarde. Mientras tanto el discípulo debe equiparse de la paciencia, aguante y constancia (hupomoné lo llama él). El discípulo de Jesús debe recordar siempre que la vuelta de Jesús le exige la confianza, pero también una atenta vigilancia porque es imprevisible. Lucas utiliza los términos dichosos o felices en esta perícopa hasta tres veces que tiene su significación simbólica de insistencia. Jesús se congratula con quienes son capaces de velar y estar siempre atentos. El mismo hecho de vigilar produce en el discípulo una experiencia de verdadera bienaventuranza. Hoy como ayer, se nos invita a vivir la experiencia de las bienaventuranzas en la vigilante espera del Señor glorioso como un talante propio de sus discípulos. En el itinerario hacia Jerusalén y hacia la gloria, es necesario mantener un clima de alegría y seguridad en la esperanza de llegar a la meta. Nuestro mundo necesita que los testigos de Jesús lo hagan presente aquí y ahora.
3ª) ¡Quien posee la sabiduría del Reino está siempre dispuesto!
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá. Dios concede los dones para que se pongan a contribución y a rendimiento a favor de los demás. Quien más recibe más posibilidades tiene para trabajar por los demás. Esto quiere decir que la recompensa y el rendimiento de cuentas está en proporción al don recibido. Mateo lo explica en la parábola de los talentos o del capital y los intereses (Mt 25,14ss; Lc 19,12ss). Ambas parábolas, gemelas, aunque presentadas con distinto ropaje narrativo, pretenden transmitir una lección fundamental: es necesario vigilar en el tiempo de la espera y dedicarse a explotar los dones recibidos. Sigue el mismo pensamiento que domina la perícopa completa que proclamamos hoy. Los discípulos de Jesús deben huir de dos posturas reprochables: la desidia con los dones y la vanagloria por los dones recibidos. Al discípulo se le pide un equilibrio equidistante de ambos extremos. Lo que se le da ha de recibirlo con agradecimiento, reconocer que es un regalo gratuito en vistas al bien común y, por tanto, debe evitar toda falsa humildad o modestia que impida el adecuado rendimiento de los dones y, a la vez, todo engreimiento. En la Escritura encontramos dos expresiones que reflejarían muy bien este mensaje (Jn 15,5; 1Cor 15,9-10). San Juan Crisóstomo afirma, en uno de sus sermones, que quien pone en duda haber recibido dones abundantes de Dios le inflige una contumelia, porque Dios siempre distribuye abundantemente entre todos. El creyente ha de poner todos sus dones, de cualquier género que sean, a producir para bien propio y de los demás a fin de que el Padre celestial sea glorificado (Mt 5,16).
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