MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid nuestra más cordial bienvenida a nuestra Eucaristía. Somos una asamblea de hermanos que se aman tal como nos pidió Jesús de Nazaret. Pero hemos de reconocer que no todo el mundo ama, ni busca la paz. Los tiempos no son buenos. La violencia no desaparece, ni tampoco los ejemplos de opresión o corrupción, o de falsa libertad. La crisis económica está cambiando mucho nuestras vidas. Ante ello, Jesús nos pide hoy que estemos vigilantes, muy atentos, porque no sabemos exactamente cuando nuestros hermanos nos pedirán ayuda. Todos los problemas, por muy complicados que parezcan, pueden resolverse con nuestro esfuerzo y la Palabra de Jesús.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Este fragmento del Libro de la Sabiduría, que vamos a escuchar hoy como primera lectura, nos habla de la liberación del pueblo de Israel de la opresión de los egipcios. Es la crónica de una esperanza alimentada por la creencia de que Dios los iba a liberar.
S.- El Salmo 32 es el himno de los justos a la providencia. Y se expresa el deseo ardiente de amar a Dios sobre todas las cosas. Es un salmo útil para nuestros días llenos de incertidumbres. Hemos de esperar en Dios como lo expresó el salmista.
2.- Vamos a comenzar la lectura –este domingo—de la parte de la Carta a los Hebreos, donde se establece la superioridad del sacerdocio de Cristo, por encima del sacerdocio de la Antigua Alianza. Anuncia también tiempos nuevos, como los que nosotros esperamos.
3.- Nuestro Salvador nos pide hoy que estemos atentos ante la llegada de ese día en seremos libres. El evangelio de Lucas ha narrado las amplias páginas de la catequesis de Jesús. Hoy el Señor nos va a pedir que estemos atentos para mejor entender los tiempos que vivimos.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Escuchemos con mucha atención la plegaria que el sacerdote navarro, Javier Leoz, os ofrece hoy.
¿TE CONOCEMOS, SEÑOR?
¿Te conocemos, Señor?
¿Sentimos al que te envió?
¿Acogemos al que te hizo nacer pobre y niño en Belén?
¿Obedecemos al que te hizo obedecer subiendo a la cruz?
¡Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe!
Fe para verte como Hijo de Dios
Fe para recibirte como el enviado del Padre
Fe para dejarte compartir nuestra existencia
Fe para transformarnos con el pan de la vida
Fe para llenarnos de felicidad con el pan de la Eucaristía
Amén.
Exhortación de despedida
Necesitamos que el amor fraterno inunde nuestras vidas y eso lo hemos aprendido hoy aquí en la Eucaristía. Ojalá fuéramos capaces de llevar ese sentimiento al mundo que nos rodea tan falto de amor.
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