17 agosto 2016

Domingo 21 agosto: ¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

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Jesús iba recorriendo pueblos y ciudades rumbo a Jerusalén. En cada uno de ellos se detenía un momento para hablar con la gente. En uno de esos pueblos alguien le pregunta: “¿son pocos los que se salvan?” Pero por la respuesta de Jesús, nos damos cuenta que para él lo importante no es “cuántos se salvarán”, sino “cómo hemos de buscar salvarnos”. Y es muy claro en decir que será a través de nuestro esfuerzo y sacrificio por hacer el bien, pues “los que hacen el mal” quedarán fuera del Reino de Dios.
Para salvarnos no será suficiente con “guardar las apariencias”, por ejemplo yendo a misa sin fervor, escuchando la Palabra de Dios sin ponerla en práctica; hacer buenas obras sólo para ser admirados… Para salvarnos hace falta buscar la única puerta de entrada para el cielo: “la puerta angosta”, es decir, la del esfuerzo diario por rechazar el mal y agradar a Dios con nuestras buenas obras.

Con nuestro esfuerzo por hacer el bien, estamos atentos a que no se nos cierre “la puerta del Cielo”, pues Dios decidirá cuándo y para quién deja esa puerta abierta.
No nos descuidemos buscando lo fácil y atractivo: hacer la tarea copiando la del compañero; holgazanear mientras en casa todos me atienden; disfrutar lo que Dios me ha dado sin pensar en los que nada tienen; vengar la ofensa recibida… Más bien, busquemos “la puerta angosta”: esforzándonos en hacer bien nuestros trabajos; ayudando en casa; compartiendo lo que Dios nos ha dado; perdonando al que nos ofende;… todo por amor a Dios a los hombres.
Nuestro mejor esfuerzo nunca será suficiente para salvarnos; requerimos la ayuda de Dios. Oremos por recibir su gracia.
¿En qué ocasiones he buscado lo fácil y cómodo, rechazando el sacrificio y el esfuerzo por hacer el bien?

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