Señor Jesús el punto de partida
es siempre Dios Padre. Él es el creador
y el que te mandó al mundo
para hacer la nueva creación.
Tú eres el enviado del Padre al mundo
con una misión concreta.
Y eso mismo haces Tú con nosotros,
nos constituyes en enviados,
en tus enviados.
Como Dios Padre te envió
así Tú nos envías.
También a nosotros nos das una misión a realizar,
la misma que el Padre te confió.
Ante todo, si lo miro bien, es un Don,
Tú, Señor Jesús, nos asocias a tu obra,
nos hacer partícipes de tu misión.
Mucha es la confianza que nos tienes.
Señor Jesús, no sé pero me parece
que muchas veces los cristianos se ven,
nos vemos más como consumidores
de tu obra que como misioneros,
como continuadores.
Muchos, la inmensa mayoría,
se contentan en participar,
en asistir pero…
¿se ven tus enviados,
se sienten continuadores de tu obra?
No es fácil ahora ser tus misioneros
en este mundo que a veces es hostil
a tu mensaje,
no lo tenemos ahora nada fácil.
Seguramente así habrá sido siempre.
El que quiera seguirme que tome su cruz y me siga, decías Tú.
La comodidad, las pasiones,
los criterios del mundo…
nos dominan a todos.
Y hacen que, empezando por no estar
demasiado vinculados a Ti y cogidos
por otros planteamientos,
no solemos realizar de ordinario
tu encargo.
Por eso Tú, Señor Jesús,
nos das tu Espíritu,
para que nunca nos encontremos solos,
para que podamos llevar a buen término
tu misión que es urgente, permanente y universal.
¿Qué sería de nosotros solos
para tan grande empresa?
Gracias, ante todo, por que nos has
hecho tus misioneros, gracias porque has confiado en nosotros.
Señor Jesús, haz que nos dejemos llevar
por tu Espíritu para poder realizar
tu encargo.
Hoy, Señor Jesús,
recuerdo y tengo presentes a tantas personas
que se dejan llevar por tu Espíritu
y tratan de continuar
tu obra allí donde se encuentran.
Gracias por todas esas personas
que saben dar de su tiempo y de su vida
para anunciarte e ir construyendo
tu Reino.
Podrían ser muchas más pero las hay
y de todas ellas quiero darte gracias.
Perdón porque muchas veces
no tenemos conciencia de ser
tus misioneros, los tuyos.
No es nuestra obra la que llevamos
en muestra manos sino la tuya.
Que tu Espíritu continúe su obra
en nosotros. Amén.
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