Jueves Santo: Misa vespertina de la
Cena del Señor – (24 de marzo de 2016)
1-
Entrada:
Nos reunimos,
hermanos, para celebrar en este Jueves Santo tres maravillas que Jesús quiso
reglarnos aquella noche: la Eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento del
amor. Para entrar y compartir su suerte quiere “lavarnos los pies”, ¿lo
dejamos? Abramos el corazón y comencemos la Misa cantando.
2-
Liturgia de la Palabra:
La Palabra de hoy nos relata la pascua judía y la institución de nuestra
Pascua cristiana. La clave de esta noche es el amor misericordioso que se hace
Pan y servicio. Escuchemos con atención.
3-
Lavatorio de los pies:
Tiene lugar
después de la homilía
En este momento,
nuestro párroco repetirá el gesto de servicio que realizó Jesús en la última
cena. Lo hará con doce hermanos nuestros que representan a toda la comunidad.
Mientras acompañamos cantando, recordemos que Jesús hizo esto para que nosotros
hagamos lo mismo: servir con amor a los hermanos.
4-
Oración de los fieles:
Porque queremos compartir la suerte de Jesús, elevamos nuestras
intenciones, diciendo: ¡lávanos, Señor!
-
Por el Papa Francisco, nuestro
Obispo, nuestro sacerdote y todos los pastores de la Iglesia, para que a
ejemplo de Jesús, sean siempre los primeros servidores del prójimo.
-
Por los que se sienten
llamados a ser sacerdotes y por los seminaristas que ya se forman para ello,
para que el modelo sea siempre Jesús servidor que ama misericordiosamente a
cada persona.
-
Por nuestro país, para que la
memoria por la verdad y la justicia nos permita construir una patria de
hermanos reconciliados.
-
Por todas las comunidades
cristianas, para que viviendo de la Eucaristía, sean serviciales con todos.
-
Por los que aún no se han
dejado “lavar los pies” por Jesús, para que en estos días puedan abrir su
corazón y recibir la salvación de Dios.
5-
Ofrendas:
La cena pascual la
debemos preparar con nuestras ofrendas: pan y vino junto a nuestra vida entera
al servicio de los demás. Hagamos también la colecta, mientras acompañamos
cantando.
6- Comunión:
En aquel primer Jueves
Santo, Jesús quiso quedarse para siempre en la Comunión para que, a lo largo de
los tiempos, todos pudiéramos recibirlo como alimento de amor. Con un corazón
limpio, vayamos agradecidos a recibirlo, cantando.
7-
Despedida:
Al finalizar esta
celebración, entramos en los momentos más difíciles para Jesús. Al salir del
cenáculo, se dirigió a orar al huerto de los olivos. Nosotros ahora
conmemoramos eso con el traslado de Jesús Eucaristía al monumento preparado.
Luego de que el sacerdote termine este rito, estamos todos invitados a
acompañar al Señor, ahora o más tarde, dedicándole un rato de oración.
Recordemos que mañana, Viernes Santo, nos reuniremos para la celebración de la
Pasión del Señor y del Via Crucis. Cuando nos retiremos, tratemos de conservar
el silencio para que, quien lo desee, pueda seguir rezando sin distraerse.
Nota: en muchos lugares, es común que haya, durante el tiempo de
adoración, algún sacerdote disponible para confesar. Recomendamos averiguar si
será así para poder avisarlo a la comunidad.
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