02 marzo 2016

Domingo IV de Cuaresma: ¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

Los fariseos se creían buenos y dignos de Dios, por lo mismo, no podían entender que Jesús conviviera y les dedicara tiempo a los que ellos consideraban pecadores. Para callar sus rumores, Jesús les narra la hermosa Parábola del Hijo Pródigo. En ella vemos a un padre lleno de alegría por ver a su hijo arrepentirse de sus malas acciones, y regresar con él. Así, Jesús nos explica que el amor de Dios por nosotros es tan grande como el de un padre. Por ello, está siempre esperándonos y dispuesto a perdonarnos para darnos otra oportunidad.

Dios es un padre exigente, porque nos amas quieren que seamos perfectos como Él. Pero también conoce nuestras debilidades, y cuando le fallamos, está ansioso por ver cómo nos levantamos, nos arrepentimos y volvemos a intentar vivir de acuerdo a sus mandamientos. Su amor no pone condiciones, sólo espera nuestro arrepentimiento.
Como al Hijo Pródigo, nuestra mala conducta nos aleja de Dios. Y el arrepentimiento, nos permite ver en qué fallamos, para ponernos en disposición de corregir. Por eso, es muy importante revisar diariamente nuestra conciencia ante Dios, y buscar confesarnos periódicamente, para volver a empezar. Nuestro amoroso Padre, nos está esperando.
Regresemos a Dios con humildad, dispuestos a pedir perdón por nuestras faltas, ansiosos de sentir su perdón y su calor de Padre.
¿Busco confesarme periódicamente? ¿Antes de confesarme, pongo ante Dios mi conducta, para descubrir mis faltas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario