04 marzo 2016

Domingo IV de Cuaresma: Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido


Resultado de imagen de el hijo pródigo

Señor Jesús,
gracias por decirnos cosas tan bonitas
y tan beneficiosas como las que hoy
nos has mostrado.

¡Que reconfortante es contemplar
la imagen de Dios
que hoy nos ofrece la Palabra!

Quiero y necesito detenerme
en la descripción que me ofrece
la manera de ser de Dios
para admirarla y para pedirle
que me la apropie,
que la haga mía, que me parezca.

Señor Jesús,
me llama la atención ver al padre
que no recrimina en nada
la actuación del hijo.
Como si lo pasado no existiera, para él.
Para el padre solo cuenta el presente.
Sólo cuenta el regreso del hijo
que se había ido.

Veo también que para el padre el hijo,
haga lo que haga,
siempre es el hijo y como a tal lo trata.

También observo el interés del padre
en rehabilitar lo antes posible
la dignidad del hijo.

Observo que el padre busca aproximar a los hermanos,
construir la fraternidad.

Y todo ello en un ambiente de fiesta.
¡Cuántas enseñanzas me ofreces,
Señor Jesús, para mi vida
por medio de esta parábola!

En contraposición observo las actitudes de los hijos:
uno se marcha de casa,
y desprecia a la familia
y el otro no reconoce en el hermano
que ha regresado a su propio hermano,
sólo lo ve como hijo de su padre
pero no como hermano suyo.

El menor malgasta la herencia
y desprecia el amor del padre
y del hermano.

Al mayor le duele el dinero
que ha malgastado su hermano
y el gasto que hace su padre
con la fiesta por el regreso del hijo.

El mayor cuenta, compara, mide.
El padre por el contrario
todo es generosidad.

Señor Jesús,
en esta parábola reflejas
la forma de actuar
de Dios Padre con nosotros,
siempre amando y perdonando.

Gracias, Jesús,
por esta imagen tan reconfortante
de Dios Padre que nos ofrece esta parábola

Gracias, Jesús,
porque por medio de esta lectura
nos pones delante del espejo
y nos dices como somos,
a veces, nosotros,
como nos comportamos con Dios
y con los demás.

Ayúdame, Señor Jesús,
a descubrir el verdadero rostro de Dios-Padre
y nuestra manera de comportarnos unos con otros.

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