11 marzo 2016

Comentario Domingo IV de Cuaresma

Resultado de imagen de la mujer adúltera
Oración
Orando con el salmo 119
Dichoso el que, con una vida coherente y fiel, camina en la voluntad del Señor; dichoso el que, guardando su Palabra, lo busca de todo corazón; el que, sin cometer injusticias, anda por sus senderos.
Tú revelas tu Evangelio
para que ponga mis pies en las huellas que me traza.
Ojalá esté firme mi camino, para abrazar y realizar tu proyecto sobre mí, y no me desvíe tras otras palabras
y otros maestros que no conducen a la Vida.
Te alabaré con sincero corazón cuando aprenda tu único mandamiento: el mandamiento antiguo y nuevo del Amor sin límites.
Tú, Señor, no me abandones. Asísteme con el don de tu Espíritu,
para que tu Palabra se haga carne en mi carne, 
en gestos y palabras cotidianas.

Jn 8, 1-11
«1Jesús se fue al monte de los Olivos. 2Pero de madrugada se presentó de nuevo en el Templo, y todo el pueblo iba hacia él; y, sentándose, les enseñaba.
3Pero los escribas y los fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, 4le dicen: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 5Y Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres; entonces, tú ¿qué dices?”. 6Pero esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle.
Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. 7Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: “Aquel
de vosotros que esté sin pecado, que arroje primero la piedra”. 8E, inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
9Pero ellos, al oír estas palabras, se retiraban uno tras otro, comenzando por los más viejos.
Y se quedó solo Jesús y la mujer que estaba en medio.
10Entonces, incorporándose, Jesús le dijo: “Mujer, ¿dónde están?, ¿nadie te ha condenado?”. 11Y ella dijo: “Nadie, Señor”. Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete, y desde ahora no peques más”».
¡PALABRA DEL SEÑOR!

CONTEXTO
Este relato no forma parte del evangelio original de Juan. Es una adición que no aparece en los principales manuscritos del evangelio joánico. Tiene un estilo más bien sinóptico (Lc 21,37-38 hace mención al ‘monte de los Olivos’, que en Jn sólo aparece citado aquí, igual que el ‘de madrugada’, un término que sólo aparece en Lc y Hch, y la referencia a los escribas, única vez que aparecen en Jn, pero muy frecuentes en los sinópticos). La entrada tardía en el texto evangélico puede deberse a la facilidad con que Jesús perdona un adulterio, algo difícil de conciliar con la dura disciplina penitencial de la Iglesia primitiva.

TEXTO
Es un texto de una gran fuerza escenográfica. Después de una breve introducción (vv. 1-2), se presenta la primera escena: los acusadores, Jesús y la mujer en medio (3-6a): los acusadores (escribas y fariseos quieren enfrentar a la Ley con Jesús, con mala intención; un tema recurrente en los sinópticos). La tensión narrativa es máxima. Primera reacción de Jesús: inclinarse y escribir en tierra; no habla (v. 6b). Los acusadores vuelven a la carga y Jesús se incorpora y les responde. Ahora la pelota está en el tejado de los acusadores, que pasan a ser “acusados”. La tensión narrativa aumenta (v. 7). Jesús vuelve a inclinarse y escribir en tierra, lo cual crea un impasse que fuerza al lector a “mirar” a los
acusadores: se desplaza el “en medio” (v. 8). La reacción de los acusadores es marcharse, el juicio se va a resolver por incomparecencia (v. 9a). Frente a la escena primera (vv. 3- 6a), ahora está la mujer “en medio” a solas con Jesús: la contraposición escénica sugiere una contraposición más profunda entre Jesús, que permanece, y los acusadores, que se van (9b). La conversación final entre Jesús y la mujer se resuelve, entre sarcasmos, con dos afirmaciones culmen: “Tampoco yo te condeno” y “desde ahora no peques más” (vv. 10-11).

ELEMENTOS A DESTACAR
• Como en otros casos, vemos a “personas de Dios” por oficio (fariseos y escribas) dispuestas a acusar, juzgar y condenar; por el contrario, Jesús, Hijo de Dios, compasivo, dispuesto a perdonar. ¿Cómo es nuestra actitud espontánea ante el prójimo: de juicio o de misericordia? La persona de Dios auténtica está empeñada en salvar.
• Desde ahora no peques más: la experiencia de sentirnos perdonados por pura gracia es el detonante de una vida moral ordenada. Primero es hacer experiencia de la bondad de Dios, después la respuesta agradecida a esa bondad con nuestra vida. ¿Cuál es el fundamento de nuestra vida moral? ¿Qué experiencia tenemos de ser perdonados, acogidos, queridos, y también animados y urgidos, por Dios?
• Jesús está por encima de todo. Jesús es el criterio último de discernimiento. Jesús es el manantial de agua viva. ¿Está Jesús en el origen de nuestros criterios, de nuestros actos?
• Considera esta frase de Simone Weil: “No es el modo como una persona habla de Dios lo que me permite saber si ha morado en ella el fuego del amor divino, sino el modo como habla de las cosas terrenas”.

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario